Se realizó una manifestación artística en la puerta del Teatro Solís en protesta por la reducción en las horas docentes de coro en Educación Secundaria anunciada para 2021
Por Facundo Verdún
Una circular de Secundaria informó que se reducirá a la mitad la carga horaria docente destinada a los directores de coro, músicos acompañantes y Profesores Orientadores Pedagógicos (POP). Bajo la consigna #CorosSinRecortes, distintos colectivos artísticos, coros de todo el país, estudiantes y profesores de educación sonora se congregaron en la entrada al Teatro Solís para cantarle a “los que tienen la tijera”.
Carina Techera, directora de coro y docente de música de Canelones explicó a Portainfo que “con el recorte se pierde calidad educativa porque el coro es mucho más que cantar. Es aprender a convivir en comunidad, a convivir, a encontrarse con el otro”.
Sostuvo que no sólo perjudica a los adolescentes que quieren ser cantantes o les gusta la música, sino que el coro que se forma “años después sigue adelante y puede volcar a la comunidad su aporte, no sólo a través del coro sino mediante otras actividades”. “El coro le da al estudiante apertura mental, conocer un universo sonoro pero también descubrirse a sí mismo y a través del otro”, declaró Techera.
“Es hermoso ver a toda esta gente congregada con un fin en común, ojalá las autoridades puedan escuchar y reflexionar sobre lo que hicieron porque en muchas ocasiones es más de la mitad del horario que teníamos anteriormente”, reclamó y continuó: “Es mucho, los coros se van a ir perdiendo de a poquito. Hay que salir con fuerza, gritar con educación, manifestarnos con música que es lo que mejor sabemos hacer”.
Afinados
El escenario estaba pronto para que docentes, directores de coro, estudiantes y colectivos de artistas se paren firmes otra vez, como en 2006, 2007 y 2010, frente a un recorte en el presupuesto destinado al arte.
El espectáculo, que la gente amuchada en las inmediaciones del Teatro Solís esperaba, estaría puertas afuera. Como una coreografía perfectamente ensayada, los miembros de distintos coros del país se ubicaron en ronda: bandoneones, guitarras, platillos, melódicas, maracas, panderetas se destacaban en los escalones mientras la explanada la ocupaban filas de chicos, repiques y pianos que marcaban el ritmo de candombe. En todos lados, las voces.
El Teatro Solís los iluminó al tiempo que el viento se metía entre la muchedumbre: no se lo quería perder. El ritmo candombero movía los pies de todos los allí presentes. Algunos periodistas que iban a cubrir terminaban doblando las rodillas involuntariamente y poco a poco se sumaban, apenas lograron mantener las formas los minutos que les tocó informar para la televisión. El coro acompañaba y protagonizaba, la parafernalia llamaba la atención de cualquiera que pasara por ahí. Justo en el horario cúlmine de la jornada laboral de Ciudad Vieja, se robaba la mirada de propios y extraños que volvían a casa cansados que tarareaban alguna estrofa de “Amor profundo” o “¿Quién va a cantar?”, que acompañaron durante toda la manifestación.
Carteles de guitarras que finalizaban en puños alzados, dibujos de redoblantes enojados y tapabocas con cruces que emulaban la censura. Cada cartulina anunciaba un coro del interior que decía presente y una tijera gigante quiso intervenir varias veces el canto. Niños, jóvenes, mujeres, bebés, guitarristas, percusionistas, directores, coristas, público. Todos juntos con una idea innegociable: si ellos no salen a defender a los coros, en el futuro, ¿quién va a cantar?
Al unísono
Desde que se enteraron de la circular se pusieron en contacto con docentes y agrupaciones de todo el país para acordar criterios y alinearse frente a esta medida. Techera recuerda: “Los profesores de música asistimos a una asamblea permanente a través de zoom. Fue todo muy de golpe y no podíamos juntarnos por el Covid-19”.
“Estar acá es maravilloso porque la música nos une. Es mágico, hoy se vio. Hay muchos alumnos, exalumnos, coros que representan. Todos están acá hoy con ese mismo fin. Si será poderosa e importante la música”, reconoció Techera previo a la lectura de la proclama.
Parte del discurso leído en nombre de la Asamblea Permanente de Educadores Musicales de Educación Secundaria (APEMES) enumeró los beneficios de la música en la formación de los estudiantes, del coro como actividad y lugar de integración, y de la importancia de defender la educación pública. También se dirigió a las autoridades: “quienes pretenden ser austeros eligen limitar -cuando no eliminar- la educación artística, como si fuera un bien suntuario, un elemento superficial e innecesario para la nueva educación nacional”, condenó Techera.
El mensaje para ellos fue claro: “queremos decirle a quien tenga la tijera, que al recortar el 50% de las horas de directores de coro y músico acompañante, se disminuye el acceso a la cultura. Al reducir las horas de POP, se está limitando la capacidad de seguimiento y acompañamiento de los jóvenes más vulnerables”. Con la disminución de las horas de coordinación se incide en “la capacidad de generar acuerdos docentes, reflexionar sobre las prácticas y estrategias pedagógicas”.
“El presupuesto destinado a educación no es gasto, es inversión. No al recorte en la educación, no al recorte en los coros”, cerró Techera.
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