El equipo del Programa de Entornos Virtuales de Aprendizaje (ProEVA) elaboró un informe sobre el impacto y uso del Entorno Virtual de Aprendizaje (EVA) en el primer semestre
Por Facundo Gianero
La pandemia obligó a la Universidad de la República (Udelar) a tomar medidas para amortiguar la suspensión de la presencialidad en el dictado de clases. La plataforma EVA fue imprescindible para intentar dotar de calidad a las clases a distancia.
Según una encuesta realizada por la Dirección General de Planeamiento de la Udelar, casi la mitad de los estudiantes que cursaron a distancia vieron afectado su proceso de enseñanza. Pero para que el dictado fuera posible, el equipo del ProEVA tuvo que perfeccionar la plataforma virtual insignia de la Udelar.
Manuel Podetti, asesor de comunicación y miembro del equipo de ProEVA, aseguró que identificaron el problema de la pandemia antes de que se dispararan los primeros casos en el país que determinaron el cese de las actividades presenciales en la enseñanza.
“Quizás nos adelantamos pensando en qué íbamos a hacer si se venía la pandemia”, advirtió Podetti. Contó que en el mes de febrero se comunicaron con Rectorado para formar un grupo de trabajo “para prever lo que iba a pasar”. En marzo empezaron a elaborar un plan de contingencia para el que “no todos los servicios estaban acompasados”, aseguró.
En agosto, junto con Alén Pérez, coordinador del área de Evaluación y Seguimiento del ProEVA, elaboraron un informe sobre el impacto y uso entre docentes y estudiantes de la plataforma en el primer semestre del año.
Podetti aclaró que no corresponde hablar de “educación a distancia” porque para implementarla como se debe se necesita un año de organización: “nosotros lo denominamos educación en línea en situación de emergencia”. Contó que “más allá de que hay gente que lo usa como repositorio (de materiales), hay otros que lo usan con todo su potencial” y que eso depende de cada servicio universitario y “de cada docente de cada servicio”, puntualizó.
Lo cierto es que la plataforma tuvo un aumento en el registro de usuarios en el 2020 del 20%, no resulta tan significativo porque los docentes de distintos servicios “ya venían trabajando”, contó Podetti, y agregó: “simplemente se continuó con otros que tuvieron que acompasarse”. De todas maneras, del 2018 al 2019 el aumento de usuarios había sido de un 6%.
Según el informe, el 93% de los estudiantes de grado ya tenían usuario registrado en EVA, y un 55% son usuarios frecuentes o muy frecuentes. “Trazamos un plan que era el ideal pero cada servicio es autónomo y aplican en la medida que pueden”, explicó. El 97% de los estudiantes de la Facultad de Medicina tienen usuario en EVA y el 76% la usa de forma frecuente o muy frecuente; la Facultad de Agronomía es la que tiene menos estudiantes con usuario en EVA pero el porcentaje supera ampliamente la mitad (65%).
Respecto a la cantidad de cursos, “la suma de cursos registrados en todos los EVA aumentó en un 28%”, indica el informe. La variación porcentual del número de cursos entre noviembre 2019 y julio de 2020 en la Facultad de Ciencias sí fue significativa (150%), mientras que la variación porcentual en la Facultad de Información y Comunicación fue del 9%. Lo curioso es que, según el informe: “el crecimiento en el número de cursos fue mayor en aquellos servicios que tenían usuarios registrados pero su uso no era intensivo”.
Durante años, la plataforma funcionó con un espacio central con todos los servicios universitarios. En el 2020 eso cambió y solamente alberga a nueve servicios: “en vez de estar en un software específico están en pequeñas instalaciones virtualizadas donde funciona cada Facultad por separado; eso mejoró el rendimiento”, aseguró Podetti.
El informe indica que el ingreso al EVA Central entre febrero y julio de este año aumentó un 130% en comparación con el primer semestre de 2019, no se contabilizan en este aumento el ingreso de los usuarios de los servicios que tienen plataformas independientes.
Sobre la independencia de los servicios, Podetti agregó que fue necesario porque “no iba a aguantar el Moodle (sistema)”. Aclaró que desde el equipo siguen administrando las plataformas que se independizaron del EVA Central “pero en servidores distintos”. “Es una instalación nueva; los estamos controlando separadamente”, explicó.
Podetti comentó que “el pico se dio después de semana de turismo”. “Si analizamos los datos de visitas, luego de semana de turismo, que finalizó el 12 de abril, hasta el 25 de julio, vemos que de lunes a viernes se da un promedio de entre 40.000 y 60.000 visitas diarias al EVA y durante el fin de semana oscila entre 20.000 y 30.000”, dice el informe. Y agrega: “en cuanto a los dispositivos utilizados, durante este mismo período, del total de 4.680.000 visitas, las mismas se realizaron a través de una computadora (2.954.662, 63%), a través de teléfonos inteligentes (1.528.293, 33%), teléfonos celulares (161.305 3%), Tabletas (35.114, 0,8%). Si bien son números muy reducidos llama la atención el uso de consolas de videojuegos (197 visitas) y televisores inteligentes (101 visitas)”.
Según el informe, la mayor cantidad de visitas a la plataforma “se da entre las 9 y las 22 horas”, con picos entre las 17 y las 19 horas. Durante la madrugada, los usuarios de EVA no podían usar la plataforma pero no porque se hubiera caído el sistema, como se pensaba, sino porque esa es la hora en la que se hace mantenimiento. “Hacer el respaldo del EVA Central llevaba unas ocho o nueve horas, lo hacíamos de madrugada”, explicó Podetti. “Si se llega a caer el EVA y no hay respaldo, se pierde; hay que hacer respaldo seguido”, agregó.
La plataforma EVA no logró potenciar un programa de videollamadas y reuniones virtuales que alcanzara el protagonismo obtenido por Zoom o Webex, ambos usados por los distintos servicios universitarios, pero Podetti destacó que cuentan con un sistema de clases en línea, llamado BigBlueButton (BBB), que está pensado “para clases de menos de 100 personas”.
Según el informe, “la demanda de BBB creció casi un 400% y se superó ampliamente la capacidad del servidor instalado”. Este sistema de clases en línea, se puede usar no sólo para transmitir las clases en línea, sino también para grabarlas y subirlas a la plataforma. Podetti contó que tenían pensado reforzar los sistemas de clases en línea pero la pandemia hizo que tuvieran que prestar atención en hacer otras mejoras. El informe indica que no todos los servicios utilizaron las grabaciones del BBB pero que la Facultad de Derecho fue el servicio que más grabaciones hizo (716).
Para Podetti las condiciones para dictar clases a distancia están dadas pero desde el punto de vista tecnológico, advirtió que “dar una clase por Zoom y subir material a distancia” no sólo no es educación a distancia sino que “ni siquiera es una clase semipresencial”. “Falta formación”, opinó. Además, dijo que “lo virtual no se reconoce” dado que las horas que los docentes trabajan en línea y fuera del horario de la clase no se tienen en cuenta.
En ese sentido, el equipo de ProEVA brindó durante la pandemia cursos de formación. El primero contó con 500 inscriptos y se trató de un curso autoevaluado, los docentes se conectaban, hacían las tareas y sólo había un foro de dudas que lo usaban sólo en caso de tenerlas. “En una segunda etapa se aplicó la tutoría, dos instancias virtuales con grupos de docentes donde se conversaba para mejorar”, contó Podetti. “El resultado fue excelente”, aseguró.
Más allá de lo logrado durante el primer semestre y gran parte del segundo, Podetti cree que “no se puede dejar atrás lo presencial” y que “lo ideal es la semipresencialidad”. “Ir a una clase con cientos de personas donde está una persona lejos que me está leyendo un libro no me sirve para nada, si la persona después hace lo mismo en el Zoom, tampoco sirve”, opinó. Para Podetti, el problema no está en el uso o no de la tecnología sino en el diseño del curso. “Hay esfuerzos pero falta y mucho", concluyó.
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