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#PeriodistasUy: Ricardo “Sueco” Leiva: “el plan B o C” que “apareció” en No Toquen Nada

Conversamos con el coconductor del periodístico radial No Toquen Nada

Facundo Gianero

De lunes a sábados acompaña a Joel Rosenberg y es una pieza fundamental para que Carlos Tanco, en su papel de Darwin Desbocatti, despliegue todo su humor. Ricardo “Sueco” Leiva coconduce No Toquen Nada y sueña con formarse en periodismo deportivo.


¿Se puede vivir del periodismo?

- Deberíamos poder. Sé que la realidad de Uruguay es que la mayoría de la gente que se dedica tiene ingresos bastante bajos y lo complementa con muchos trabajos o con más horas para llegar a un ingreso más razonable. Después hay una punta de la pirámide en la que hay colegas que tienen buenos ingresos; creo que no es el periodismo de las mejores estrategias si uno piensa en los ingresos; eso está clarísimo. Incluso en partes altas, no las más altas pero sí de mitad para arriba de la pirámide, si comparás con otros espacios laborales están muy deprimidos los salarios. No es conveniente si priorizás los ingresos en tu carrera que pienses en obtenerlo por el lado del periodismo porque es muy difícil; estadísticamente es improbable que logres satisfacer esa ambición.


¿La situación mejorará en algún momento?

- Creo que tiene que ver con que estamos en un mercado chico, es el mismo efecto para muchas actividades en Uruguay que hacen que no haya grandes fenómenos de escala, ni grandes fenómenos de mercado. Las cosas por lo general tienen una intensidad media o baja en cuanto a su efectividad comercial concreta; ahí hay una limitante. También está el tema de la concentración y de los pocos actores que no tienden a ser demasiado competitivos entre sí en la lucha por el talento o por elementos concretos de la fuerza de trabajo. Eso también es algo que mantiene deprimido los salarios en algún sentido. ¿Si puede cambiar? Ojalá que sí, pueden haber ejemplos de mercados chicos que logran funcionar más o menos bien, pero en este momento en Uruguay es un poco difícil visualizarlo porque los grandes actores son los mismos de siempre. No parece haber una voluntad de ellos de generar cambios en el sentido de que mejoren las condiciones de trabajo y de competencia de los periodistas. Hay un panorama medio sombrío. Capaz que si en algún momento caen los grandes elefantes, hay una chance de que se reorganice la cosa, hoy el panorama es con perspectiva negativa.


En este contexto, ¿se vuelve relevante el papel de la Asociación de la Prensa Uruguaya (APU)?

- No soy afiliado a APU, algunas veces me lo he cuestionado. Hay veces que me siento mal por no estar afiliado, por no tener por lo menos una mínima pertenencia sindical a mi rama de trabajo. Pero en otros momentos, viendo algunas actuaciones de APU, me sentí muy tranquilo con esta situación porque no me he sentido para nada representado por su discurso; supongo que le pasa a mucha gente con los sindicatos de su rama. Me parece que APU podría tener un rol interesante respecto a las peores situaciones: la prensa en el interior o la gente que trabaja en peores condiciones, ahí podría tener un efecto si APU tuviera más fuerza para pelear para que los pisos sean más altos, pero no creo que tenga demasiada posibilidad de tener un efecto respecto a los techos bajos, ahí me parece que no depende de qué tan fuerte o de qué tan bien trabaja el sindicato.


¿Te arrepentís de haber elegido el periodismo como tu actividad profesional principal?

- No, me resulta imposible arrepentirme porque tendría que imaginarme mi vida muy distinta. Ya es más de la mitad de mi vida teniendo esto como columna vertebral de mi existencia, de mi subsistencia y de la reproducción de mis condiciones materiales de mi existencia. No me fue mal, estoy contento porque considero que estoy en una realidad insular respecto a la de muchos periodistas por trabajar en No Toquen Nada, y estoy muy tranquilo con haber hecho esa cosa rara de haber estudiado otra cosa pero cuando tuve que optar, opté por seguir priorizando mis horas de trabajo. Lo que dejé de lado fue la carrera profesional, en la que podía tener una salida académica o haber tenido otro tipo de perfil, pero estoy contento, no siento nostalgia de lo que hubiera pasado si me hubiera dedicado de lleno a las Ciencias Sociales.


El Sueco estudió en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República pero no terminó. Sobre su experiencia universitaria dice que le dejó una “caja de herramientas para trabajar en el periodismo”. “Gran parte de mi cosmovisión no se formó en ese proceso laboral sino que se formó en la Facultad”, contó en una charla para el ciclo de charlas organizado por Magnolio Campus. “Siempre conviene agregarle algo más al periodismo porque es como una formación específica pero incompleta, o muy hambrienta de algo más”, opinó.


¿Cómo llegaste a No Toquen Nada?

- Exactamente por qué, no sé. Pero básicamente tanto Joel (Rosenberg) como Carlos (Tanco) me conocían de 13a0 y de Montevideo Portal, donde yo había trabajado, de hecho ahí yo entrevisté a Carlos (Tanco). Le hice una entrevista bastante larga sobre la historia de Justicia Infinita y fue una instancia donde nos conocimos. También me conocían de mi trabajo en radio; creo que ellos tuvieron muchas dudas y llegaron muy sobre la hora a definir a quién querían tener como experimento o propuesta de coconductor de Joel en el programa. Pensaron algunos nombres, no les cuadraba ninguno, y yo terminé como una especie de plan B o C que apareció. Era muy joven y me parece que vieron la posibilidad de agarrar a alguien con pocas marcas, poco trillo y mucho para formar; para sembrar a alguien no desde cero pero algo bastante parecido al cero. Sospecho que eso los puede haber entusiasmado.


¿Tuviste que pagar derecho de piso?

- El derecho de piso fue antes, entre 1999 y 2004, sentí que estaba trabajando gratis o por muy poca plata pero a cambio de la formación y de las posibilidades que obtenía por estar laburando; tampoco lo viví con rencor. Cuando llegué a No Toquen Nada no estaba en esa etapa; estaba viviendo de mi trabajo. Un año y medio antes de entrar al programa me había ido a vivir con amigos y tenía que pagar alquiler, la comida, las cuentas y ya ahí es otro partido. Cuando estás viviendo con tus padres o abuelos es liviano hacer ese proceso porque tenés esa posibilidad que te banquen, que no te apuren, y no tener necesidad; cuando te independizás podés estar pagando un derecho de piso pero no aceptás algunas cosas que sí aceptás en el otro escenario; yo ya estaba en un segundo capítulo. En No Toquen Nada no hubo derecho de piso.


En el ciclo de charlas de Magnolio Campus, el Sueco dijo que los oyentes de la radio pueden dividirse en “gente que sabe lo mismo o menos que vos” y “gente que sabe mucho más que vos”. Los segundos “son extremadamente sensibles a la falta de rigor, disparates o estupideces que uno dice sobre determinado tema”, advirtió, y al respecto explicó que “hay que hablar pensando en todo el público pero además, hay que pensar en este otro extremo”. “Si el público piensa que uno es un chanta esa gente empieza a desconfiar”, agregó.


Recordó que cuando empezó en No Toquen Nada tenía veintipocos años y transitó esa etapa “moderando excesos y corriendo la vara de esfuerzos para mejorar las cosas que decía al aire”.


¿Considerás necesaria la formación en periodismo?

- Supongo que sí; está bueno que el campo de la comunicación tenga un barniz académico. También me parece razonable esa recomendación que llama a que los periodistas o la gente que trabaja en comunicación no se quede metida sólo dentro de ese círculo del punto de vista de la formación profesional y académica, sino que busque otra cosa complementaria como forma de romper ciertos esquemas para su mirada profesional. Se dice mucho para el periodismo pero tal vez es válido para otro montón de cosas, podría ser deseable que los ingenieros también busquen - incluso por un tema de salud mental-, algún escape literario, artístico o humanístico de algún tipo; lo malo es estar dentro de una burbuja muy específica, está bueno poder salir y transitar por otros lados.


¿Qué consejo le darías a los periodistas jóvenes para insertarse en los medios?

- Los caminos pueden ser muchos. Yo golpeé puertas, no aposté por los productos propios. Golpeé las puertas de los lugares que más me gustaban para que me dijeran que no y arrancar por otro lado a ver dónde había una chance. No creo que sea necesariamente el mejor camino, la cuestión está en tratar de encontrarse a uno mismo haciendo algo que tenga una buena combinación de no traicionarse y que esté en el carril de lo que a uno le gusta. Por otro lado, que sea algo con una viabilidad potencial razonable y trabajar esa viabilidad, porque en definitiva para que la comunicación sea viable depende de captar la atención del público, y eso es un aprendizaje que hay que hacer. Probablemente sea más difícil que en mi época porque las audiencias están más fragmentadas, y en un mercado chico, esa fragmentación lleva a unos micromundos que para que genere una viabilidad comercial del otro lado plantean un desafío muy grande. Creo que es importante tener estrategias sustentables, que muchas veces quiere decir tener el periodismo y la comunicación como un plan B y asegurar la subsistencia por otro lado, hasta que eso pueda ser sustentable. Si tenés que dar la pelea por tu sustentabilidad como ciudadano que genera sus propios ingresos, es probable que al principio tengas que asegurar tus ingresos por otro lado y tratar de que eso no te coma totalmente la posibilidad de ir empezando a germinar esa otra plantita. Antes tenías posibilidades de arrancar de abajo, meterte en un gran medio, empezar a crecer y que eso fuera razonablemente rentable. Ahí hay un desafío en el que capaz que lo importante es apostar a la paciencia, insistencia, resiliencia y a que probablemente la forma de garantizarte un piso razonable de ingresos respecto a tus expectativas no va a ir de la mano con tu vocación de comunicación o periodística. Si no hay un golpe de suerte o una buena puerta que se abre de entrada es aceptarlo para poder entrar en ese camino sin tener que tranzar demasiado, porque capaz que lo más fácil, si te gusta trabajar en algún medio, es ir y hacer una performance totalmente servil a lo que uno identifica como los intereses o lo que quiere de uno el patrón, y capaz que tampoco es la forma más sana de arrancar. Para mucha gente es la realidad y funciona así. No hay mundos ideales como para poder dar los primeros pasos. Se podría encarar esa golpeada de puertas con una estrategia más agresiva que te permita ganar tu propio lugar, que te permita ganar márgenes de libertad profesional; el problema es que las redacciones se están achicando, los lugares posibles se están achicando, entonces ahí es donde radica el desafío: cómo entrar a un lugar que casi está expulsando más gente de la que está absorbiendo, y en un momento de transición tecnológica y cultural que plantea muchas incertidumbres. Es muy difícil dar consejos ahí.


¿El avance tecnológico no ayuda a la inserción en los medios?

- Es un nuevo ecosistema. Lo que puede cambiar son algunos perfiles que en las reglas del juego anterior les resultaba más fácil y ahora con estas nuevas reglas de juego les resulta más difícil, y otros casos que sean al revés. Así como la imprenta, que en el mundo occidental en el siglo 16 generó que se dinamitaran las estructuras e inició un proceso de alfabetización generalizada que duró siglos, y que fue generando un montón de fenómenos. Ahora estamos en el arranque de la revolución digital y lo que está empezando a suceder es que tenemos la ilusión de que la mayoría somos alfabetos digitales y en realidad la mayoría no tenemos nociones de programación. Dentro de algunas décadas o siglos, eso va a ser la nueva alfabetización: saber de programación u otra cosa medio parecida. Ahí hay una multiplicación de lo posible y un cambio de lógicas profundas de los planos que hace que sea super difícil, parado en el hoy, saber para dónde se disparan esos fenómenos. Lo estamos viviendo con la política y los fenómenos de manipulación de masas, lo estamos viviendo con un montón de cosas que si se quiere tuvieron sus antecedentes con la imprenta y lo que generó. Es una explosión que genera una pateada del hormiguero que a su vez genera un caos que después se reordena. Ahora probablemente estamos con el hormiguero recién pateado y estamos en ese momento donde es muy difícil leer para dónde van a terminar yendo las cosas.


Sus primeros pasos y el periodismo deportivo

“Yendo a la definición más amplia de periodista, de trabajar generando contenidos más o menos cercanos a lo periodístico, arranqué cuando tenía 16 años en La República Internacional; era una publicación semanal hecha como una especie de síntesis de noticias de Uruguay para uruguayos que vivían en el exterior y estaban suscriptos”, contó el Sueco; y agregó: “lo hacía mi abuelo y yo arranqué ahí escribiendo crónica deportiva”.


También trabajó en Montevideo Portal, en el semanario Brecha, en La Diaria, en Radio Uruguay y hasta algún tiempo en TV Ciudad.


Trabajó en deportes “de forma muy poco profesional” como comentarista con Diego Muñóz en Fútbolx180, comentó que lo hizo “por amor a la causa” y sin darle el perfil “profesional” y “técnico” que le gustaría tener en esa rama. “Me gustaría hacer el curso de técnico o formarme de forma autodidacta pero con cierta seriedad y profundidad para poder aportar ese perfil que me parece que tiene muy poco el periodismo deportivo”, opinó.


El Sueco contó que cuando a fines de 2005 le llegó la propuesta para sumarse a No Toquen Nada, pensó que tendría una columna deportiva: “mi 2006 iba a ser totalmente de periodista deportivo; me iba a sumergir en eso, ya tenía varios proyectos en camino y me costó salir de esa burbuja”.


¿Y qué es lo que te frena para formarte en periodismo deportivo?

- No me da la vida para dedicarme a eso. En mi esquema de subsistencia actual no logro liberar el tiempo y la energía como para hacer eso, pero es una de las cosas que tengo ahí. Si en algún momento lo logro, me pondría a estudiar para trabajar en ese terreno. Me gustaría mucho hacerlo, es como un sueño que tengo de retiro, de mis últimos años. Por ahora es un sueño.

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