Conversamos con el conductor del periodístico de Teledoce, Séptimo Día y corresponsal del diario argentino La Nación
Por Facundo Gianero
Su padre le inculcó la importancia de estar siempre informado, en los ochenta militó por el “no” y se formó en periodismo económico y político. Nelson Fernández, conductor de Séptimo Día y corresponsal de La Nación, cree que este año llegó al pico más alto de su carrera.
¿Se puede vivir del periodismo?
- La situación económica para los medios es complicada, pero con un agravante respecto a otros tiempos; ahora cambió el modelo del negocio. Toda esta revolución tecnológica abre oportunidades para otros que antes no existían. Ahora puedo hacer mi medio, no es fácil; más para un país que es un mercado chico. Ahora, yo vengo de un origen humilde y me ha ido muy bien; no puedo decir que no se puede vivir porque yo vivo del periodismo y vivo bien, quizá me gustaría más (bromeó). Es un tema de cuántos pueden vivir bien y cuántos no, pero es lo mismo que ocurre en cualquier profesión.
La Nación y Séptimo Día
Hace 20 años que Nelson trabaja de corresponsal en el diario argentino La Nación, llegó cuando se retiró el anterior corresponsal Barret Puig, y por coincidir con periodistas de ese medio en distintos congresos y coberturas periodísticas. En esos eventos, Nelson conoció al secretario de redacción de La Nación, Facundo Landívar en 1996, y en el 2000 lo llamó para hacerle la propuesta.
En agosto de 2019, Nelson tomó el timón en Séptimo Día, el periodístico de Teledoce que cerró su segunda temporada este domingo. Se preparó para encarar el último ciclo electoral y agradeció que la propuesta le llegara “en un año en el que dije que iba a dejar la vida”, contó. “Arrancó con los tres principales candidatos a la presidencia, fue muy importante”, aseguró.
Sobre su rol en la conducción, que lo tiene que combinar con el rol de moderador, confesó que en más de una oportunidad se desesperó por querer preguntar pero siempre respetó el formato del programa en el que todos tienen que participar. “Mi preocupación es que entienda la gente, me meto cuando veo que hay algo que se puede entender mal”, advirtió. “El periodista hace un servicio a la gente, muchos profesionales de cualquier rama, y también en la comunicación, le hablan a su público, a su círculo. Vos no tenés que quedar bien con tu grupo, estás haciendo un desvío grave de tu función. Le tenés que hablar a la gente y la gente te tiene que entender”, explicó.
Nelson argumentó su postura ejemplificando con el debate surgido alrededor de la Unidad Agroalimentaria Metropolitana (UAM). “No me digas ‘UAM’, la gente no entiende qué es; ¿cuál es la discusión?, ¿Era de la Intendencia? No, ¿Quién puso la plata?, ¿A nadie le genera curiosidad? Si no sos curioso no podés ser periodista”, aseguró. “Imaginate una familia en Nuevo Paris sentada mirando la tele escuchando hablar de ‘la gobernanza de la UAM’, es como que te estén hablando de un proyecto de la NASA”, expresó.
Lo mismo opina sobre la causa Operación Océano: “vamos a decirle a la gente qué fue lo que hicieron, no lo califiquemos; la gente tiene que entender”, denunció. “Es medio desesperante, se termina simplificando y no se piensa en la gente; pensá en tu vieja, uno llega a su casa y ella pregunta ‘¿qué hiciste hoy?’ se lo vas a explicar para que entienda, no le vas a decir ‘la gobernanza de la UAM’; ese reflejo no siempre está presente, algunos lo tienen y esos son los que hacen la diferencia”, concluyó.
¿Considerás que es necesaria la formación en periodismo?
- Considero que es necesaria. Estuve en los tribunales de tesis de los primeros que se iban licenciando en la (Universidad) Católica y en la (Universidad) ORT; y había muchos colegas que criticaban eso, yo siempre lo vi muy valioso. Lo que sí creí y le erré fue pensar que iba a venir una generación de jóvenes que nos iba a exigir, que iban a venir con ímpetu y profesionalización; y eso no pasó. Veo muchas carencias en la formación, creo que hay algo que está mal en la currícula, pero creo que hay un problema que viene de antes: de primaria y de secundaria. Ves problemas en escritura, te puedo transmitir una idea de periodismo si soy tu jefe pero de idioma español no. Creo en la formación pero no debe ser una barrera. He visto algunos que no tienen formación y han dado resultados estupendos. Pero yo veo mucha carencia, un problema que se agrava, y lo veo en notas.
¿Por qué creés que hay periodistas que no están afiliados a la Asociación de la Prensa Uruguaya (APU)?
- La Asociación de la Prensa no es una asociación de periodistas, es un gremio de trabajadores que está afiliado a una organización mayor y que tiene determinadas funciones. El periodista no tiene horario y si no tiene horario, lo que queda es marginal. Hay dos cuestiones: lo laboral y lo profesional. ¿Es compatible hacerlo bajo el paraguas de una misma organización? Es difícil. El periodista tiene que ser independiente y estar en APU es formar parte de una organización mayor como lo es el PIT CNT; esa organización no se maneja estrictamente con cuestiones administrativas laborales, sino con cuestiones político laborales, que no lo condeno. Eso lleva a que tome posiciones políticas y al periodista eso le incomoda, y le tiene que incomodar, porque en el fondo si esa organización hace una crítica o una defensa, ¿dónde está parado? Desde que me afilié vi cosas que me incomodan absolutamente, cuando viene una instancia de un plebiscito y toma posición, y yo estoy en la otra postura porque pienso distinto. Hay un tema que es que cada tanto hay una fuga de gente que se afilió que dice que no quiere ser parte de ese club. No creo que vaya a cambiar. Creo que lo que puede haber son instancias paralelas de periodistas que sientan la necesidad de organizarse para defender la libertad, pero cuando vino una ley que regulaba a los medios de comunicación; desde APU había una defensa muy importante de eso. Era una ley que iba contra los medios, restringía mucho la libertad, después se modificó y lo logramos algunos periodistas hablando con el gobierno de la época; y logrando que se retiraran varios artículos, no el gremio. El gremio apoyaba lo que yo condenaba. Me podría haber borrado pero mantengo ese vínculo. No es una organización que incentive al periodista que siente pasión por esto y que defiende valores de libertad, profesionalismo e independencia; los expulsa.
¿Cuál es tu opinión sobre la suscripción para poder obtener información?
- En casa se compraban dos diarios por día, todos los días; de tarde mi padre compraba El Diario y de mañana compraba El Día los domingos, El País los lunes, El Popular los martes, La Mañana los sábados; todos los días uno distinto. Después compraba las revistas de humor e informativas; y mi padre era obrero. Para comprar eso dejaba otras cosas; tenía necesidad de estar informado y de leer. Ahora muchos lo cuestionan, pero si vos querés comer un queso parmesano, podés comprar uno barato o no pero no hay nadie que te lo regale. Vos querés consumir información y vos decís: “sí pero la información debería ser libre”; podés escuchar radio o ver televisión. Siempre hubo soportes de información que alcanzaba con que vos gastaras en un receptor y pagaras la energía eléctrica. Después están los que leían “de ojito” que se paraban en una parada de ómnibus en un kiosco y leían los titulares. En los portales siempre hay algo para leer “de ojito”. Lo otro es el producto que tiene un costo de producción, si nosotros dijéramos que es injusto por ser un servicio de primera necesidad para la gente; ¿y a nosotros quién nos paga? Los anunciantes antes tenían un solo soporte para comunicarle a la gente sus productos que eran los medios, ahora tienen muchos otros. En definitiva, ¿qué es lo que querés leer? Si querés estar informado y querés algo de calidad, tenés que pagar. El esquema de negocio va cambiando. Nadie está obligado a comprar. Todos tienen el derecho de estar informados y como ciudadanos también el deber, pero el deber moral lleva a que tu libertad sea no querer estar informado; pero si vos querés ¿por qué lo querés gratis?. Si esto es una profesión y queremos que haya buenos profesionales tiene que pagarse bien, para pagarse bien tiene que haber un modelo de negocio que lo haga sustentable en serio, no en forma ficticia. Si queremos que sea un trabajo bien hecho, hay que pagarlo. Las cosas buenas se pagan.
¿Qué consejo le darías a los periodistas jóvenes para insertarse en los medios?
- En esto siempre hay que ser proactivo, y creo que hay que ser buenos. Hay que ser buenos profesionales y hay que ser buena gente, pero hay que ser buenos en serio. No es “yo hice esto bien”, el que se destaca es el bueno pero no como la nota que se pone en facultad, tenés que ser un sote. ¿Hay lugar para todos? No, hay lugar para los buenos. Tenés que hacer todo bien, después hay otros que tendrán otra gracia. En un equipo se precisa al que hace los goles, también a la defensa y al que distribuye el juego; un buen productor que no luce es muy valioso pero tiene que hacer todo bien, no alcanza con que consigas un teléfono, no alcanza con que el tipo te atienda y te responda. Hay que ser bueno y golpear puertas, no dejar currículum, esperar que te atiendan. Tenés que mostrarte, mostrar tu trabajo, y también tener suerte.
Sus referentes y el rol del periodista
Nelson leía todos los diarios que se compraban en su casa cuando era chico, recordó leer al “Ciruja” en sus crónicas de “El Diario”; “era un gran conseguidor de noticias”, aseguró. Su gran maestro fue Danilo Arbilla que le enseñó “sobre lo profesional y el ejercicio de la libertad”. Recordó a otros maestros como Daniel Gianelli y Tomás Linn.
También reconoció el trabajo de periodistas de su generación como Mónica Bottero, Claudio Paolillo, Alfonso Lessa, y “otros con los que trabajo ahora como Leonardo Haberkorn”, apuntó; y el trabajo de periodistas de una generación más joven: Romina Andrioli, Nicolás Batalla, Malena Castaldi, Mauro Bettega, Patricia Madrid, Gonzalo Ferreira, Viviana Ruggiero, Pablo Fernández, entre otros. “Es injusta una lista”, confesó.
El vínculo entre periodismo y militancia es una relación inevitable y compleja, consultado acerca de los periodistas que incursionan en militancia y luego quieren volver a ejercer el periodismo, Nelson dijo que “para ser periodista precisás tener honestidad”.
El periodista necesita información, “la información de primera mano se consigue con confianza, vos tenés que construir confianza y con gente de distintos lados, porque sino tenés una sola visión; eso se logra con independencia”, explicó. Y agregó: “si pasaste a política en un partido, cuando volvés, construir esa confianza es muy difícil porque no te van a ver como periodista”, opinó.
“Si me dieran a elegir, voy a elegir a los periodistas que no tengan la más mínima idea que votan. Me generan rechazo esos que dicen vamos a poner equilibrio: unos del color naranja, otros del color gris, otros del color azul; eso apesta”. concluyó.
Cuarenta años de periodismo
“De chico jugaba a ser periodista”, dijo Nelson. Lo primero que escribió fue en un boletín clandestino por el que no cobraba, fue a principios de los ochenta y durante el plebiscito constitucional que pretendió reformar la Constitución para que los militares siguieran en el poder: “escribíamos por el ‘no’ y era de distribución por fotocopia”, contó.
Su interés por el periodismo no fue heredado aunque reconoce que su padre escribía columnas en el diario “El Popular”: “no lo hacía de forma profesional sino como sindicalista”, aclaró.
Nelson siente orgullo por muchas de las notas que escribió pero no destacó ninguna en particular. Recordó que le gustaba la economía y por eso se preparó en periodismo económico porque “había economistas haciendo periodismo” pero no “periodistas económicos”, aseguró. Dijo que llegó “bien preparado” para la cobertura de la crisis económica del año 2002: “ahí podría elegir cualquier nota pero cómo informé durante la crisis para mí fue una gran cobertura”, comentó. Contó que ese año ganó un premio de 3000 dólares que donó: “había dicho que aceptaba la postulación sólo si lo donaba”, recordó. “Esa cobertura fue uno de los puntos más altos de mi trabajo periodístico”, reconoció.
La otra cobertura que destacó se terminó de gestar en el 2019 con el cierre del ciclo electoral. “En esa elección empecé a percibir que había una situación muy especial, en el 2015 hice una nota con Ignacio Zuasnabar y él me dijo algo que estaba mirando en las encuestas y decidí hacer un ciclo que lo grabamos en diciembre de 2015; lo emitimos en enero de 2016, se llamó 2015 Un Año Bisagra, estábamos visualizando un cambio”, comentó.
“Empecé a estudiar mucho eso y llegué al 2020 siendo corresponsal de uno los diarios más importantes de América Latina como es La Nación, conduciendo un periodístico de televisión de referencia como es Séptimo Día, haciendo radio en Sarandí con una columna de análisis político en uno de los programas más escuchados de la radio, con un programa con mi hijo, que es periodista, especial para la campaña electoral; dando clases sobre sistema político en la Universidad de Montevideo, escribiendo columnas de análisis político para El Observador; todo eso en el mismo año”, apuntó.
Su cobertura política también incluyó la redacción de una trilogía de libros: “uno explicando por qué había llegado la izquierda al gobierno en 2004, por qué había sido reelecta en 2009 y por qué estaba en riesgo; un segundo libro sobre la tendencia que no cambiaba y un tercer libro que explicaba por qué ganó el que ganó”, contó. “Cuando combino eso, no es una nota, es el año más fuerte”, aseguró. “Si me tuviera que jubilar me jubilaría este año”, concluyó.
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