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Portainfo

#PeriodistasUy: Martín Aguirre: en el periodismo actual “hay una mirada muy elitista de la realidad”

Conversamos con el director del diario El País

Facundo Gianero

Hacer periodismo y dirigir uno de los diarios más reconocidos de Uruguay estaba casi que predestinado para él, recibirse de abogado en la Facultad de Derecho no tanto. Martín Aguirre comenzó su carrera periodística no profesional a los 12 años en el diario vespertino Mundocolor, y casi 15 años después empezó a trabajar formalmente en El País, y de ahí nunca más se fue.


¿Los periodistas estamos destinados al multiempleo?

- Tengo 46 años y empecé a laburar en el 95, llevo unos cuantos años en esto. Hay etapas. Me acuerdo que cuando empecé en la redacción, todos los periodistas tenían otro laburo, y la mayoría en el Estado. Después pasamos a una época en los noventa donde hubo una especie de boom y acá se empezó a exigir la exclusividad, se ve que había plata como para pagarla. Y eso funcionó. Después vino la crisis del 2002 que trastocó todo pero después tuvimos otra pequeña era dorada entre el 2006 y 2013 donde había más plata y se podían dar ciertos lujos. Hoy no me animo a cuestionar a un periodista por tener otro trabajo porque reconozco que no estoy en condiciones de asegurarle un nivel de ingresos como para que pueda tener una vida absolutamente despreocupada.


¿Qué consejo le darías a los periodistas jóvenes para insertarse en los medios?

- Es complicado. A mí me pasa que estoy en una realidad en la que llevamos cuatro o cinco años bajando costos; y después voy a dar clases en las que tengo que estimular estudiantes para estudiar una profesión y a veces me pregunto ¿qué estoy haciendo? Yo detesto dar la cara, si fuera por mi no firmaría ni una columna, pero entendí que la dinámica exige que para existir en esta profesión la gente tiene que ubicarte, tiene que saber quien sos, tiene que asociarte a algo, sino es muy difícil. Y los periodistas jóvenes tienen que entender que eso es importante, que de alguna manera tienen que crear una marca alrededor suyo, a su ritmo, a su forma, buscarle la vuelta porque sino es muy difícil. Lo que diría es, mientras la cosa se acomoda, buscar la vuelta por su lado y sobre todo tienen que entender que hay una cantidad de herramientas que antes para un periodista eran mala palabra, cómo ser: negocio, plata, publicidad, estrategia; pero hoy en día no pueden dejarlas de lado. El mercado en sí y la tecnología abren posibilidades de que, por ejemplo, el precio de entrada para generar un medio es el más bajo que haya habido nunca, antes tenías que hacer cinco años de lobby para tener un programa a las tres de la mañana en la radio. Lo mismo que en un sitio web. Hay herramientas.


La crisis del periodismo y la suscripción para la información

Para Martín, la industria de la prensa y de los medios en general está atravesando “una fase muy complicada” pero confía en que mejorará porque “la ambición de consumo de lo que hacemos está en la sociedad”, aseguró. Comparó al periodista de hoy con el herrero que hacía herraduras para los caballos cuando aparecieron los autos: “la gente consume y valora lo que hacés pero el mercado no encuentra la manera de hacer que nuestro laburo sea recompensado con un nivel equivalente de jerarquía que la gente parece darle”, opinó.


La caída de la publicidad para Martín es una de las causas de la crisis del periodismo, dada “por la competencia desleal que están generando Google y Facebook que han destruido el mercado”. “Durante mucho tiempo pensamos que la transición a lo digital iba a ser sustentada por un modelo publicitario y Google y Facebook lo destruyeron”, dijo, y agregó: “ahora estamos desesperadamente saliendo a pedir a la gente que nos pague por lo que hasta hace poco les dábamos gratis, es un cambio cultural importante”.


Cree que el público sabe que los periodistas cumplen un rol en la sociedad que no lo cumplen ni Facebook ni Twitter y “que es necesario pagar una plata para tener una información adecuada”. “Nosotros empezamos con el muro de pago hace dos años, cuando salimos con eso nos decían de todo”, aseguró. “Hoy tenemos casi 26 mil suscriptores, que en dos años es plata, y en dos años cambió mucho el ecosistema”, opinó.


“Si en lugar de periodismo nosotros hubiéramos producido yogur, la sensación que te daba es que la gente no quería consumir más yogur, que no quería pagar más pero la realidad es que la gente quería pero no quería pagar porque entendía que era gratis, y eso no es fácil de dar vuelta, pero creo que estamos en ese proceso”, advirtió. “Si querés recibir información con determinado nivel de credibilidad, de alguna manera alguien lo tiene que pagar porque es un trabajo difícil, es un trabajo ingrato, que exige y nadie lo puede hacer gratis”, aseguró.


Por otro lado, Martín reconoció que las empresas pueden haber contribuido a la crisis del periodismo porque al tener el “monopolio de la información, generaron una actitud de soberbia o prepotencia que hizo que la gente agarre bronca”. “La gente está caliente de que el periodista esté arriba de un pedestal diciéndole que es el mejor del mundo”, opinó.


Martín piensa que el rol del periodismo en la sociedad es importante y es el Estado quien debe brindar “un mínimo de muletas públicas” para sortear las dificultades en el ejercicio de la profesión. “Me parece que tenemos por delante dos o tres años de una transición en la que se puede perder una cantidad de capital humano muy valioso”, advirtió.


“Cada año la sociedad uruguaya va a requerir 50 profesionales nuevos de los cuales cinco de muy buen nivel se van a insertar bien, 20 van a ser más o menos, y el resto va a tener que dedicarse a otra cosa, pero como pasa con cualquier profesión”, explicó. “El problema es que yo conozco gente de muy buen nivel que sale de la facultad y no encuentra inserción laboral, eso es terrible para la sociedad”, agregó. “Para una sociedad que necesita periodismo de calidad es una tragedia estar perdiendo periodistas de buen nivel que terminan trabajando en agencias de publicidad o en agencias de comunicación”, remarcó. “Lo hablo con los políticos y algunos te dicen que sí pero cuando llega el momento no”, concluyó.


“El periodismo es una profesión apasionante pero siempre supe que nunca me iba a hacer rico”, dijo Martín. “Si yo hubiera querido ser millonario me dedicaba a la abogacía; la gente que es abogada de mi generación vive en tremendas casas, tiene tremendos autos y no es mi caso, pero no me importa, porque a mi me gusta esto; no me gustaría tener que estar caminando por la Ciudad Vieja con una gabardina y un maletín”, aseguró. “El milagro es que hoy en día subsistan las empresas periodísticas y eso habla de que tenían un anclaje en la sociedad tan fuerte que les ha permitido atravesar estos años porque estoy seguro que otro tipo de industrias no hubieran sobrevivido”, comentó.


¿Considerás que es necesaria la formación en periodismo?

- Tengo sensaciones encontradas, yo doy clases y me parece que la formación nunca puede estar de más, la formación siempre es buena; lo que sí creo es que tiene un problema y es que homogeniza.


Martín contó que cuando empezó a trabajar en la redacción de El País no existía la carrera en periodismo “y era una redacción mucho más diversa de lo que es hoy; diversa en origen económico, cultural y en una cantidad de cosas”. El ingreso a la redacción se daba por “ser hijo del que trabajaba en la planta o el tipo que entraba como mensajero y empezaba a avanzar”, explicó. “Eso hacía que la gente entrara con más humildad a aprender y era un reflejo más genuino de la sociedad en general”, comentó.


“Uno de los problemas que tiene el periodismo, más allá de la crisis del modelo de negocio, es que se ha divorciado mucho del sentimiento general social porque al ser todos profesionales universitarios no dejan de ser una élite”, opinó. Y agregó que los periodistas tienen “un problema que es el sentimiento de cuerpo y el efecto de cámara de ecos”, es decir, “estamos pendientes de lo que ponen en Twitter dos periodistas que son referentes, creemos que la agenda es esa y nos cuesta mucho darnos cuenta que nos estamos separando del interés masivo; hay una mirada muy elitista de la realidad”, lamentó.


“Un ejemplo claro es la crítica descarnada que estuvo de moda hace un tiempo con la crónica roja”, advirtió. “Hay esa cosa medio snob y elitista en el periodismo que tiene que ver con esa formación que homogeniza y conspira contra el cumplimiento del rol que tendríamos que cumplir”, concluyó.


La formación en periodismo “también hace que no sea tan fácil decirle a un periodista que recién entró pero que tiene tres o cuatro años de formación arriba: ‘esto es una porquería, andá y escribimelo de vuelta’; hasta los editores se preocupan porque no quieren quedar como ogros”, afirmó.


Su vínculo con el Partido Nacional

El padre de Martín, Martín Aguirre Gomensoro, además de ser periodista y director de El País, integró el directorio del Partido Nacional como suplente del excandidato a la presidencia Alberto Volonté. “Mi vínculo con el Partido Nacional es más emocional y familiar que concreto y programático”, dijo Martín.


Sobre su padre, Martín contó que en su niñez lo llevó a muchos actos y a conocer figuras como Juan Pivel Devoto y Fernando Oliú. “Mi infancia estuvo muy marcada por eso y toda esa lírica o mística tan blanca la tengo muy implicada en mi”, admitió, pero advirtió que el periodismo “te da una mirada muy cínica de la realidad, te pincha muchos los globos”.


“Tengo un trasfondo blanco, hay algunas cosas que son clave del Partido Nacional que en esta coyuntura el país necesita: una mirada más nacional, una apuesta más al interior, una mirada menos de embarcarse en cualquier carro que venga de afuera; pero lo que pasa que después vos hablás con los dirigentes políticos de base y no necesariamente están en la misma frecuencia”, explicó.


“Tengo mucha más tensión con los dirigentes del Partido Nacional que con los de los demás partidos”, aseguró, y explicó que “tienden a poner en vos una determinada cantidad de expectativas que no son realistas; yo trabajo en un medio de prensa, tengo en la redacción a 60 o 70 tipos que viven de esto y la mayoría no deben ser blancos; tratamos de hacer un laburo profesional y yo los respaldo”. Además, agregó que “vivimos de nuestra credibilidad; no creo que haya sido la intención ser un portavoz instrumental del Partido Nacional sino en todo caso un faro que defiende ciertas ideas que entendemos que históricamente han estado asociadas al Partido Nacional pero eso no quiere decir que yo haga campaña”, advirtió.


Más allá de eso, Martín sabe que las críticas existen pero no le incomodan. “Tengo la suerte de dedicarme a algo donde mi familia se dedicó y tengo una estructura que me ha permitido desarrollarme profesionalmente y que otros no han tenido; y con eso vienen asociados una cantidad de prejuicios y preconceptos”, aseguró. “Hay gente que te odia o te tienen bronca porque es más cómodo, viven en un mundo donde ellos están en el lugar de la bondad y aquel que no piensa como ellos es malo, yo con esa gente no me gasto”, sentenció.


“Hay otra cantidad de gente que tiene algunos preconceptos que pueden partir de bases erradas o que se basan en alguna coyuntura puntual de la historia de este diario y yo disfruto tirandoselos al piso”, comentó, y contó que en una entrevista le preguntaron sobre la marihuana y “ellos pensaban que iban a encontrar acá una especie de ogro neofascista y yo lo disfrutaba mucho porque les destruí una cantidad de prejuicios y me parece que eso está bueno”, concluyó.


¿Te arrepentís de haber elegido el periodismo como tu actividad profesional principal?

- Lo intenté largar un par de veces, te voy a ser sincero. En 2005 me fui a estudiar literatura a Estados Unidos y sinceramente tenía la posibilidad de quedarme allá en el mundo académico. Mi viejo se enfermó y cuando volví me chupó el Diario de vuelta. En 2017 me volví a ir a Estados Unidos con otra beca pero ya más periodista, fui a investigar los modelos de negocios y tuve la intención de quedarme allá pero el amigo Donald (Trump) no la hace fácil para quedarnos allá y más con hijos chicos, así que volví.


No sé cómo es tu relación con la Asociación de la Prensa Uruguaya (APU) pero ¿por qué creés que a los periodistas nos cuesta nuclearnos?

- El periodista es un bicho jodido, somos animales medio especiales, competitivos, individualistas, las notas firmadas a cuatro manos nunca quedan bien. Hay una cantidad de problemas que hacen que sea fácil aglutinarnos, y después hay otro factor, a veces me cuesta meterme porque tengo una pata en cada lado. Yo me siento periodista pero también soy parte de la patronal. Durante varios períodos de la historia el gremio ha privilegiado ciertas concepciones más ideológicas o de estrategia política de ciertos sectores que la defensa de la profesión en sí. Creo que eso conspira. Me cuesta mucho juzgarlo porque nunca fui socio de APU y por esa sensación de que yo tengo una pata en ese otro lado y no sé si soy la persona indicada para juzgarlo, tendría que hacerlo un periodista más de reglamento. A veces en APU he visto actitudes que no son necesariamente las que uno quisiera de una institución que está para defender la profesión sino de una institución que está para defender determinados conceptos politico partidarios. Pero son épocas, tampoco quiero ser tan injusto, son en algunos momentos.


Sus referentes

Martín contó que tuvo la suerte de trabajar con mucha gente con la que aprendió pero poco conocidos para “el gran público”, “era gente que hacía su laburo y no se le notaba tanto la presencia”, dijo. Destacó la figura de su padre: “fue un periodista de muy bajo perfil pero sabía mucho del oficio y manejaba todas las herramientas sin haber tenido tanto protagonismo”, comentó.


En la actualidad reconoce que le gusta el periodismo que hace mucha gente. “Trabajé bastantes años con Leonardo Haberkorn y creo que en periodismo de investigación es de lo mejor que hay en Uruguay”, dijo, y agregó: “no creo que haya muchos que le puedan arrimar el hombro en ese rubro”.


El periodismo y su complicado paso por la Facultad de Derecho

“Vengo de una familia de periodistas”, dijo Martín, y contó que “la primera cosa que hice más o menos profesional fue a los 12 años en un diario vespertino que se llamaba Mundocolor; armaba una página de deportes de la ADIC [Asociación Deportiva de Institutos Católicos]”. También hizo traducciones para algunos suplementos porque “era muy bueno en inglés”, contó.


Entró a la carrera de Abogacía en la Facultad de Derecho de la Universidad de la República en el año 1993 pero la huelga de 1995 lo llevó a trabajar en El País en “información municipal”, pero contó que “en ese momento había una reglamentación que no permitía que ningún familiar de accionista pudiera entrar al diario, trabajaba pero por una empresa de servicios temporarios hasta en el 2000 empecé formalmente”.


“A mí me expulsó la Facultad de Derecho”, advirtió, aunque reconoció que él también pudo haber tenido algo de culpa. “Al haber empezado a trabajar acá estando en 2º o 3º de Facultad, es como que la comparación es muy dura”, dijo, y agregó: “la Facultad de Derecho es muy burocrática, jamás le generé mucho amor, más bien todo lo contrario”, aseguró. “Yo venía de liceo y escuela privada, me pegó un fierrazo y me recibí un poco de necio porque no quería que la Facultad me ganara”, admitió. “Tengo una visión bastante crítica de la Udelar por mi experiencia ahí; yo me recibí porque estaba trabajando y tenía posibilidades pero amigos míos que entraron conmigo que capaz que eran mejores que yo, no pudieron”, aseguró.

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