Conversamos con la Project Manager de AFP Services
Por Facundo Gianero
Prensa escrita, televisión, gráfica y radio, a Carina Novarese no le quedó ningún medio por recorrer. La periodista que se hizo feminista con los años, se encuentra en un rol distinto a los que ha tenido, pero manteniendo con tinta la pluma que la consagró en el periodismo.
¿Los periodistas estamos destinados al multiempleo?
- En Uruguay recomiendo tener un solo empleo. Uno de nuestros jefes en revista Tres, Alejandro Bluth, nos decía que él quería pagarnos lo mejor posible para que tuviéramos un tiempo para ver el mundo. A mucha gente que quiere avanzar se le complica, ahí va lo ideal contra la realidad. También el tener dos trabajos, que lo hacés durante los primeros años como un sacrificio, te da una experiencia invaluable, te permite moverte en diferentes medios. Tengo sentimientos encontrados: por un lado es difícil, pero por otro te enseña.
Para Carina, la pandemia impactará notoriamente en la forma de trabajar en periodismo: “antes los trabajos de prensa eran todos muy presenciales y para mí no siempre eran necesariamente presenciales”, comentó. Y agregó: “una cosa es si vos salís al aire en un canal de televisión y si trabajas en un diario tenés que estar en contacto con el equipo porque de ahí salen muy buenas ideas, pero no las ocho o diez horas del día”.
“El dar un poco más de libertad de trabajar a distancia te permite generar ritmos de trabajo diferentes”, opinó. En su caso personal, prefiere escribir las columnas de opinión o la newsletter para el diario El Observador fuera de la redacción: “no es un tema de concentrarte, es que vos estás atendiendo varias cosas al mismo tiempo, en mi papel tenía que resolver desde una cuestión administrativa a escribir algo rápido para la web; eso está bueno, pero está mucho más bueno dedicarle tres horas a sentarte y escribir, empezar y terminar”, explicó.
¿Tenés alguna cobertura periodística que te haya marcado?
- Me acuerdo mucho de los años 2002-2004, fueron años muy intensos por la crisis. En ese momento estaba en Ciudades (sección de el diario El País) que era como un poco de todo y me tocaba mucho ir a los barrios y contar las realidades. Me gustaba mucho el periodismo más narrativo, contar historias de gente, historias de barrios, de cómo habían cambiado las cosas; a veces viendo realidades bastante complicadas. Una cobertura que me acuerdo mucho fue cuando fuimos a cubrir la favela de la Rocinha. Hicimos todo un reportaje. Fue una experiencia muy interesante de caer ahí con el equipo de producción, de hacer los contactos, de recorrer. Y después me gustó mucho un viaje que hicimos a Haití, cuando los uruguayos estaban en ese momento como cascos azules, que también fue una realidad totalmente diferente pero desde el punto de vista de ellos. Iba sin mucha expectativa y me pareció un lugar alucinante para contar esas historias tan diferentes a lo que una estaba acostumbrada.
Carina también cubrió política durante mucho tiempo, le gusta el análisis político pero no la cobertura parlamentaria; aunque reconoce que todo le sirvió y de todo aprendió: “lo que se aprende en los medios escritos no se aprende en casi ningún lado”. advirtió. “La mejor escuela del periodismo sigue siendo la prensa escrita”, destacó. “Cuando vos aprendés a escribir es porque pensás estructuradamente, y cuando pensás estructuradamente podés escribir mejor, hay como una simbiosis importante”, explicó.
La situación con El Observador
Carina empezó a trabajar en el diario El Observador en el año 2010 y estuvo fija durante diez años, hoy sigue vinculada escribiendo columnas de opinión sobre política y haciendo una newsletter llamada Picnic! en la que recorre aspectos de corte más cultural. En el 2019, junto con la periodista Gabriela Malvasio, estuvieron al frente del podcast Rompecristales cuya primera temporada finalizó en agosto de este año.
Sobre la decisión que tomó el medio de pasar del papel a lo digital, Carina dijo que era “una estrategia absolutamente alineada con todo lo que veníamos trabajando cuando yo estaba ahí”. “El Observador era muy digital, daba todas sus exclusivas por digital, salvo alguna cosa muy específica”, comentó. Para ella, mantener el formato papel iba a afectar la calidad del contenido. “No sé cómo van a evolucionar todos los diarios del mundo; algunos podrán seguir saliendo todos los días pero creo que algunos van a evolucionar para sistemas muy similares”, opinó.
El cierre de la edición diaria en papel también tuvo que ver con un tema presupuestal pero para Carina “El Observador ha pasado por muchos momentos difíciles y ha salido”. La resiliencia del medio se la atribuye en gran medida al director Ricardo Peirano “que deja todo por el periodismo”, aseguró. El diario “pasó por la crisis del 2002 que fue una crisis financiera pero también con muchas complicaciones en lo que tenía que ver con el nombre, porque si bien él no estaba relacionado al escándalo Peirano de la época, se vio afectado”, comentó.
“Mantener una empresa familiar chica en Uruguay es muy difícil, así que yo me saco el sombrero”, admitió. Y agregó: “no he visto más que buen periodismo; han salido generaciones enteras de El Observador”.
La Project Manager experimentada en tecnología
“Trabajo en AFP Services que es un ‘spin off’ de AFP”, contó Carina, que ahora se desempeña como Jefa de Proyecto (Project Manager) en una extensión de la agencia de noticias AFP. “Trabajamos para empresas u organismos internacionales, y generamos contenido periodístico que a veces usan en sus sitios web o como ‘branded content’ (contenido de marca)”, explicó.
Carina aclaró que su trabajo no se trata de “comunicación marketinera” sino más bien está vinculado con la “responsabilidad social”. “Contamos la historia de una recicladora que podrías contarla para un diario, pero la estás contando para que la use la compañía como le venga mejor”, ejemplificó. “Desarrollamos contenidos que se hacen con los estándares periodísticos pero son por encargo”, explicó.
“Decidí venirme porque creía que estaba bueno tener un cambio”, pensó Carina al momento de sumarse a AFP Services. Agradece poder mantener su vínculo con El Observador haciendo columnas y la newsletter: “me daba un poco de lástima apartarme totalmente del periodismo de medios; y llegamos a ese acuerdo y me vino bárbaro”, comentó.
Carina empezó a interesarse por la tecnología y lo digital en el año 2007: “me gusta mucho escribir sobre tecnología porque siento que los periodistas podemos bajarlo a tierra”, aseguró.
“Estamos en el medio de un cambio de paradigma a nivel digital; por primera vez, a partir de fines del 2018, el periodismo se empezó a cobrar; ese es un cambio digital que el uruguayo está aceptando mucho mejor de lo que pensábamos, pero requiere su tiempo”, opinó.
Carina cree que previo a cobrar por la información, cada medio debe generar su propio público que lo consuma: “lo que hizo El Observador y otros medios en Uruguay fue generar su público y después vender una suscripción que además, es absolutamente razonable”, advirtió. “No digo que sea accesible para todo el mundo; capaz que lo que falta es un sistema de micropago para que puedas estar con varios medios al mismo tiempo”, aclaró.
Carina criticó que haya personas que aún piensen en informarse a través de Facebook: “no lo digo en detrimento de Facebook; todos trabajamos con las redes sociales pero soy de la idea de que cada persona tiene que elegir su dieta de información”, explicó. “Si tu dieta es opinión y análisis a fondo, tenés que pagar suscripción”, concluyó.
Para Carina “el concepto de fake news está bastante bastardeado” y criticó que muchos tildaran de noticia falsa todo lo que no les gusta. “Una fake news es algo que realmente es falso y generalmente no por error sino por manipulación; por error también es falso pero generalmente el error se subsana”, explicó. No niega que las redes sociales puedan amplificar las noticias y también las noticias falsas pero cree que “cada persona es responsable y ahí interviene la educación, pero no solo la formal, sino la educación específica para estas cosas”. “En las clases de primaria y secundaria deberían hablar de estos temas porque cada chico tiene que aprender de a poco”, opinó.
“Hay que generar un olfato un poco más fino pero si estás atento no te comés esas fake news; hay que generar un filtro mental y real”, opinó. “Agarro con pinzas lo de darle tanto palo a las redes, somos nosotros los que usamos las redes, las redes son plataformas”, explicó.
“Cuando empecé mi carrera tenía que ir a la biblioteca para todo, no encontraba un diario online de hace 20 años. Hoy tenés en la punta de la mano la mayoría de la información que necesitás, lo que necesitás es no ser vago, pero antes si eras vago tampoco ibas a la biblioteca y te pasabas cinco horas buscando”, concluyó.
¿Te arrepentís de haber elegido el periodismo como tu actividad profesional principal?
- Al periodismo lo sigo eligiendo, si estudiara ahora lo combinaría con otras carreras. Uno tiene que tener una cabeza 360 grados en algunas cosas. No recuerdo nunca estar odiando el periodismo y creo que si me dedicara 100% a otra cosa siempre terminaría escribiendo algo. Es una ventaja que vos tenés para todo. Reconozco que he sido muy afortunada pero también muy laburante y tuve muy buenas oportunidades. El periodismo no es una carrera light, estás siempre conectada o tenés que estar bastante conectada, y antes era mucho peor.
No sé cómo es tu relación con la Asociación de la Prensa Uruguaya (APU) pero ¿por qué creés que a los periodistas nos cuesta nuclearnos?
- Yo era de APU y pagaba mi cuota. En un momento dejé de serlo y ya no recuerdo ni por qué; creo que en alguna cosa disentí, nada que fuera grave. Me parece que está bien que haya colectivos representativos, pero en el periodismo la mayoría de las cosas no se pueden decidir colectivamente, incluyendo, hasta que me demuestren lo contrario, códigos de ética muy férreos. Hay un código de ética con el que yo me basé toda la vida y no tiene que ver con el periodismo, y es con la vida. Cualquier cosa que vos pensás para el periodismo lo pensás para la vida: no mientas, no le hagas daño a otro, no le hagas a otro lo que no querés que te hagan a vos, ser responsable con cómo manejás todo el proceso. No sé qué es lo que están haciendo en APU pero porque estoy alejada, capaz que están haciendo cosas fantásticas y me siento un poco injusta juzgando algo que no conozco en profundidad, lo que no veo es que lleguen a mi de una manera que me interese formar parte. Capaz que porque las cosas muy de comisión, de mucha gente, a veces me resultan un poco burocráticas, pero no descarto que puedan ser beneficiosas para otras. Las reacciones políticas contra determinados gobiernos no me interesan, me parece que hoy en día sí tiene que jugar un papel importante APU, y es el de defender la importancia de los medios de comunicación, y los medios periodísticos en particular, para tratar de buscar la manera de que la mayor cantidad de medios y de puestos sobrevivan, eso implica tener que negociar una cantidad de cosas, porque es evidente que todos querríamos ganar mejor y tener mejores condiciones de trabajo, pero a veces apretar tanto en eso significa que para algunos medios sea el fin.
¿Qué consejo le darías a los periodistas jóvenes para insertarse en los medios?
- Ahora se viene una época complicada donde el trabajo no abunda, hubo una época, hace tres años atrás, que hubo un muy buen período de Uruguay en general, y a los periodistas les iba un poco mejor y tenían bastante lugar para elegir. Cuando yo estudiaba no era así, era muy difícil. Si podés empezar a trabajar antes de recibirte está bueno porque lo que aprendés en las redacciones, difícilmente se pueda aprender en facultad, pero entiendo que es un esfuerzo extra. Hay formas de pasantía, de conseguir un medio horario. Yo trabajé desde 2º en adelante, eso significó que estaba apretada para facultad y no me iba todo lo maravillosamente bien que quería, pero a mi me dio una cancha y una escuela con gente que sabía más que yo. Lo de los currículums siempre sirve pero lo que más sirve es que te conozca la gente que trabaja en los medios por cómo trabajas, y capaz que no quedás después de una pasantía pero puede que después piensen en vos. Hay que ser muy riguroso desde el principio: te vas a equivocar, te vas a caer, vas a escribir horroroso; hay que estar muy abierto a aprender con la gente que sabe más que vos. Es una carrera en la que te caés y te levantás mucho, es una profesión muy divertida. Aprendés todo el tiempo; te sentás a hablar con un entrevistado y se te abrió un mundo que nunca habías conocido en tu vida, o vas a un barrio en el que nunca te tocó pasar y te cuentan una historia impresionante; te cambia un poco tu perspectiva de la vida. No va a ser el trabajo mejor pago, hay unos pocos cargos que son bien pagos, pero es un trabajo que paga en todo el resto.
Trayectoria y feminismo
Carina empezó a trabajar en periodismo cuando estaba en 2º de facultad, hace aproximadamente 30 años. Comenzó “en una pequeña editorial” que hacía revistas para publicidad. “Era un trabajo ideal para combinar con la facultad porque no era tan demandante”, contó.
Su “trabajo periodístico fuerte” lo hizo en revista Tres, “fue como una gran escuela para toda una generación de periodistas pero duró poco”, comentó. “Ya había trabajado en crónicas económicas pero mi gran primera experiencia en lo que es periodismo puro y duro de prensa escrita fue en revista Tres”, aseguró. En simultáneo también trabajó en radio Carve: “le hacía la producción en el parlamento al duende de la trastienda: Daniel Herrera Lussich”, recordó.
Después trabajó en el diario El País, en la sección Ciudades y también como editora del suplemento Domingos. Le dieron la beca Neiman Fellowship de Harvard por lo que vivió un año en Estados Unidos. Cuando volvió siguió trabajando en El País y empezó a trabajar en Teledoce -Canal 12 en ese entonces-, condujo Código País junto con Aldo Silva y Juan Andrés Elhordoy; “también fue una linda escuela, fue mi primera incursión en televisión”, aseguró. “La televisión no es lo que más me gusta pero aprendí mucho; otro tipo de lenguaje, a trabajar más en equipo”, comentó.
Fue gerente de producción de contenidos del informativo en Canal 4: “ahí empecé a aprender más de temas que tienen que ver con gerenciamiento y no sólo con producir los contenidos; me dio una visión mucho más amplia del periodismo, fue cuando empecé a pensar más en lo digital, en la multimedia y me di cuenta que quería ir más para ese lado, y especializarme en eso”, contó. Duró dos años en el cargo y luego viajó de nuevo a Estados Unidos con la beca Eisenhower Fellowship.
A su vuelta, trabajó dos años en la oficina de prensa de la Universidad de Montevideo y también como docente, tarea que sigue desempeñando. Fue en el año 2010 que llegó a El Observador, lugar en el que hoy escribe columnas y su newsletter Picnic!: “me gusta mucho hacer la newsletter porque no tiene nada que ver con lo otro que hago pero me da un aire de vida”, aseguró. “Me gusta mucho todo lo que es cultura y espectáculos. No estoy especializada pero me gusta el cine y me gusta leer; me da una salida para esos gustos”, agregó.
“Cuando empiezo a mirar para atrás en mi carrera, si bien siempre tuve gente muy generosa que me rodeó, viví en una cultura periodística masculina, a la que yo me adaptaba; no es que nadie me estaba imponiendo los estereotipos de mujer”, explicó. “No perdí oportunidades pero sí me costaron un poco más las cosas”, agregó.
Carina dijo que se hizo feminista con el transcurso del tiempo: “no soy militante pero me considero feminista como se consideran buena parte de las mujeres porque luchamos por una paridad de derechos”. “No quiero ser una periodista con cabeza de hombre, quiero tener las misma oportunidades laborales”, aclaró. “Que lo diga yo es un poco paradójico porque he tenido grandes oportunidades pero no significa que esa sea la realidad para todas las periodistas mujeres”, expresó.
“La realidad es que hay muchas mujeres pero sigue habiendo una gran disparidad en las posiciones de jerarquía; hay más periodistas mujeres que hombres en la mayoría de las redacciones, pero cuando ves el elenco de jefes editores, en general, son hombres”, aseguró. “Creo que va ir cambiando cómo en la mayoría de las carreras, se necesita remar mucho”, advirtió.
“Que la mujer es quien tiene a los hijos es otra realidad, hay que trabajar teniendo en cuenta eso porque sino entonces digamos que nos vamos a quedar en fecundidad cero”, opinó. “Espero que esto evolucione y que una mujer con niños chicos o gente a cargo, pueda tener prioridad positiva para trabajar más a distancia, o para tener algún día más de licencia”, reclamó. “No estoy pidiendo que me trates diferente o que labure menos, eso no lo quiere la mujer, pero hay cosas reales y eso es sólo lo que roza la superficie. A veces se dice que las mujeres no están en puestos de jerarquía porque no los quieren, y no es que no los quieran, llega un momento que tu vida se desborda, si tengo que elegir entre ver a mis hijos dos horas más por día o aceptar un cargo de gerente donde tengo que trabajar 14 horas, algunas personas dirán que su prioridad son sus hijos, y otras no, pero tienen que hacer esa opción”, explicó. “Los hombres, en su gran mayoría, no la tienen que hacer, esa diferencia sigue estando y no en el periodismo, en todo”, concluyó.
Carina cree que las nuevas generaciones “vienen con otra cabeza” pero considera que “cuando empiecen a tener hijos van a encontrar” los mismos dilemas. ”Soy muy específica con los hijos porque fue la época de mi carrera donde yo me la vi más complicada”, aseguró, aunque aclaró que en su caso sus hijos no le quitaron ninguna oportunidad.
“Cuando las mujeres vayan llegando a esos puestos, espero que tengamos la suficiente sensibilidad para darnos cuenta de que eso es necesario y para apoyar a compañeras mujeres, no para priorizarlas, porque a veces las cosas son más complicadas”, cerró.
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