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Portainfo

Periodismo y militancia: una relación inevitable y compleja

Periodistas opinaron sobre la militancia, la imparcialidad, las críticas, la independencia y la censura en el periodismo


Ilustración: Gabriela Porras

En la historia de Uruguay y del mundo, los líderes o grupos políticos usaron a los medios de comunicación como herramientas para difundir sus ideas y para mantenerse en el poder. Ya en el 1800, cuando los ingleses sitiaron Montevideo, fundaron una imprenta que editó La Estrella del Sur con el objetivo de sumar adeptos a la corona británica.

El fuerte vínculo entre militancia política y periodismo también formó parte de la historia reciente dado que la mayoría de los partidos políticos uruguayos se valió en sus inicios de diarios o semanarios que promulgaban sus ideas.

Portainfo conversó con periodistas que trabajan en prensa escrita, radio y televisión para que den su punto de vista sobre el rol del periodista, el de los políticos y también el de los medios de comunicación.

Militancia y política

El periodista y presidente de la Asociación de la Prensa Uruguaya (APU), Fabián Cardozo, distinguió la militancia política de la militancia político partidaria. Militar por los derechos de los trabajadores no sólo es válido en el periodismo sino que en su caso es necesario por su “responsabilidad como dirigente sindical”.

El periodista Leonardo Haberkorn piensa que nada impide que un periodista pueda militar “a favor del medioambiente” o de “conceptos” como el de `fair play´ en el caso de ser periodista deportivo, pero aclaró que cuando se trata de la militancia político partidaria o de alguna organización social “hay una incompatibilidad que termina por afectar el trabajo”.

Natalia Uval, periodista de La Diaria, entiende que “desde lo ético” hay incompatibilidad en esos roles: “el militante político tiene el interés de persuadir y convencer, y el periodista está preocupado por la verdad”. Cree que el militante hace una valoración sobre la verdad según su conveniencia y que el periodista “no debería” hacerla.

El periodista de Búsqueda, Guillermo Draper confirmó que hay periodistas que militan pero “no es el periodismo que hay que ejercer” porque “puede generar conflictos de interés permanentemente”. El periodista Juanchi Hounie explicó que “una cosa es que un periodista manifieste su voto pero muy distinto es estar en el terreno de la militancia política, es incompatible”. Por su parte, la periodista Patricia Madrid advirtió que militar no le permite al periodista tomar la distancia necesaria sobre el tema a tratar. “Es difícil que uno parta desde un punto ecuánime para después abordar el asunto”, sostuvo.

“Me resulta absolutamente inconcebible cuando se habla de periodismo militante”, aseguró el periodista de El Observador, Gonzalo Ferreira. En ese mismo sentido, la periodista de El País, Ana Laura Pérez, tampoco cree que sea posible desempeñar ambos roles en simultáneo pero aclaró que los periodistas pueden ser de izquierda o de derecha sin necesidad de pertenecer a ningún partido político, pero no lo dicen para no “ensuciar la cancha”.

La (im)parcialidad del periodista

Cardozo aseguró que pensar al periodista como alguien objetivo es entenderlo como “un ciudadano diferente al resto”, incapaz de “emocionarse, enojarse, enamorarse o preocuparse por algo”. Aunque aclaró que eso no significa que se pueda mezclar lo ideológico. Advirtió que en su caso no puede ser neutral ante cualquier reclamo laboral por parte de un compañero pero intenta “no manchar” su trabajo periodístico.

Uval criticó el discurso apolítico de algunos periodistas dado que decidir los temas que se van a cubrir dependen de las creencias de uno. Sí destaca que “la información debe ser equilibrada y no sesgada”. En esa misma línea opinó Pérez, la cobertura de cualquier tema siempre va a estar atravesada por lo que uno tiene dentro pero aclaró que “traficar opinión con información es una chanchada”.

Draper reconoce que todos tenemos nuestras formas de pensar pero “hay que buscar la forma de ser lo más imparcial posible”. “Si alguien no puede hacerlo que no cubra ese tema o que no ejerza el periodismo en esa área en la que no pueda despegarse de las ideas que trae”, aseguró.

Por su parte, Hounie entiende que cuando un periodista “pasa al terreno de la opinión” estará “filtrado por la convicción e ideas que tenga sobre el mundo” pero que “a la hora de informar, un buen periodista va a dejar los sesgos de lado”. Lo mismo cree Madrid, el público valora al periodismo de opinión “como espacio de reflexión” pero tiene que estar claro cuando se está opinando y cuando se está informando.

Críticos con los críticos

Para la periodista de El País, la defensa del político es “neutralizar al periodista pegándole en su base de sustentación que es la credibilidad”, pero lo que le molesta es cuando la etiqueta de operador político es puesta por un ex periodista porque “sabe el dolor, la herida y el daño que eso genera”. Reconoce que “a veces hay errores gruesos por falta de tiempo, mala formación o entendimiento de los temas” pero eso no significa operar. Además, piensa que “si la manipulación es burda” hay que asumir que otros también la ven porque sino sería subestimar.


“Yo trabajo en El País y la gente cree que opero para quien ahora está en el gobierno y mi vida no cambió un ápice”, aseguró. También destacó que muchas veces se cree que algunos son periodistas y no lo son. “Caras y Caretas no hace periodismo y lo que hace La Mañana tampoco es periodismo”, comentó.

Hounie cree que la crítica tiene lugar porque es entendible que una persona “atravesada por su militancia” vea en un periodista a alguien que actúa “con la camiseta de un partido político”. De todas maneras, no niega que haya periodistas “que se puede ver hacia dónde tiran”.

“O sos oficialista o sos opositor, la gente tiene la necesidad de alinear a las personas en esos bandos”, declaró Uval. Cree que “eso es un fenómeno típico de las redes sociales que polarizan las opiniones en todos los ámbitos”. Consideró que los periodistas están exponiendo con mayor frecuencia sus opiniones “y eso facilita a ubicar a los periodistas en bandos y por tanto deslegitimar cualquier cosa que digan”. “No se le puede pedir a un periodista que no opine”, remarcó.

A Draper no le preocupa la crítica porque la considera parte del trabajo y la toma cuando es constructiva. Reconoce que los tiempos cambiaron dado que antes cuando alguien se enojaba podía llegar a mandar una carta pero que “ahora al minuto te arrobaron en un tweet”. Remarcó que “hay gente que sabe que no es así pero le sirve tildarte de que estás operando porque lo que quiere es atacar tu credibilidad”.

Para Haberkorn la crítica “es permanente”. Cree que no sería tan frecuente si se limitara las redes sociales a la gente conocida y se dejara de lado a los usuarios anónimos. Piensa que etiquetar al periodista como militante se hace para descalificar porque “no podés ser buen periodista si sos militante” y “lo de operador es dar una vuelta más de rosca a la descalificación porque sería por plata más que por ideología, lo que es peor”, advirtió.

“A raíz de manifestaciones que he tenido en Polémica en el Bar se me tilda de foca, zurda y comunista, antes, los que estaban del otro lado me acusaban de facha y estaban esperando a ver si ganaban los partidos tradicionales para darme un cargo”, contó Madrid. Lamenta que en ese tipo de críticas se simplifique la realidad en un “blanco o negro”.


El presidente de APU valora la existencia de “un control ciudadano” y reconoce que “está bien que la sociedad discuta sobre el papel del periodismo”. Rechaza que a “todo aquel que expresa una mirada afín al progresismo” se lo considere como un “tremendo operador” y un “mal periodista” mientras que a aquel que se posiciona desde una mirada más conservadora se lo considere “periodista independiente”. Lamenta que haya colegas que “posan de independientes” pero están “siempre del mismo lado”. “Lo primero es ser auténtico y no posar”, opinó. Para él hubo “operaciones de prensa” por parte de la oposición anterior al gobierno del Frente Amplio pero aclaró que “seguramente haya colegas del lado más progresista haciendo mal su trabajo”.

Ferreira cree que fue “un golpe” a la profesión que muchos periodistas pasaran a militar de forma activa en los distintos partidos políticos y eso no ayuda a contrarrestar las críticas. Criticó también el rol que tuvieron algunos colegas en las redes sociales al exponer “preferencias políticas que no eran opiniones sino que denotaban una afiliación que contribuye a ir en contra de concebir el periodismo de manera independiente”.

Como autocrítica reconoció que “los medios no hemos sido lo suficientemente capaces de educar a las audiencias la diferencia entre una nota periodística, una columna de análisis o de opinión”. “Te juzgan una columna de opinión como poco objetiva cuando es un género absolutamente subjetivo”, remarcó. “No sé si a los periodistas nos hace bien estar opinando todo el tiempo de todo en redes sociales”, concluyó.

Del periodismo a la política ¿y viceversa?

“Una cosa es salir del periodismo para hacer asesoramiento o comunicación institucional, de ahí se puede volver”, opinó Cardozo. Del periodista que pasó a ser candidato de un partido político dijo que ve difícil el retorno pero “tiene que ver con cómo te reciba la ciudadanía”.

“Para mi es un viaje de ida”, comentó Pérez. Criticó que no hicieran “ruido” los periodistas que hacen canje con productos en sus redes sociales: “se discute irse a la política pero no se discute hacerle los mandados a una empresa millonaria”. Sobre aquellos que desempeñan un rol técnico en la política advirtió que “es un terreno gris” pero entiende que muchos “se van porque necesitan pagar las cuentas” y que a veces los políticos los convocan “porque tenían confianza personal y no tiene que ver con lo ideológico”.

“Hace 15 años vi pasar lo mismo que pasa ahora, un montón de periodistas se fueron a trabajar con organismos del Estado cuando ganó el Frente (Amplio) por primera vez. No es lo mismo irte de candidato a buscar el voto y participar del grupo dirigencial de un partido político que irte a ser el jefe de comunicación de un Ministerio, de lo segundo sabés y te llevan como técnico. No me hace tanto ruido”, manifestó. Considera que la vuelta al periodismo dependerá de la gente, “hay casos en los que no hace ruido o no molesta y hay otros en los que reforzás la teoría de que estaban operando”, concluyó.

Para Hounie el periodista que incursionó en política “puede volver pero con esa mochila arriba”. Sobre el que desempeñó un rol técnico opinó que “le movió la recompensa al trabajo y no necesariamente la afiliación partidaria o ideológica”. Haberkorn entiende que son roles distintos pero considera que en ambos casos hay un alejamiento del periodismo y que es difícil volver, “casi imposible”, aseguró.

“Mientras uno separe bien su rol anterior del actual y se trabaje con los criterios del oficio, y con ética y responsabilidad, no habría problema”, dijo Uval. “No es que los que no trabajamos para gobiernos no tengamos nuestras opciones políticas”, reconoció. Advirtió que hay factores que pueden condicionar esa vuelta y tienen que ver con los vínculos generados en el lugar en el que trabajó. “En términos ideales sería ser periodista toda la vida y nunca cruzar esa frontera pero no voy a juzgar éticamente a quienes lo hacen, sí están más condicionados”, concluyó.

Draper dijo del periodista que incursionó en política que puede “generar la sospecha de que te tilden de operador porque les diste una razón más para que lo piensen”. “Lo ideal sería que este oficio no desgastara tanto y tuviera mejores salarios, ¿quién soy yo para decirle a otro que está pensando en su familia y en su bolsillo que no puede volver al periodismo?”, preguntó.

“Si el día de mañana tengo determinado cargo en un medio de comunicación y tengo que contratar a un periodista y pienso en una persona que se volcó a la política partidaria y quiere volver y uno que jamás militó o ejerció la actividad política, voy a optar por la persona que no tiene ese antecedente”, explicó Madrid. Sobre quienes ejercen un rol técnico o profesional en política dijo que le hacía “ruido”: “si tomas decisiones tenés que asumir las consecuencias”, comentó.

“Entiendo que este oficio es tan apasionante y maravilloso que quien opta por realizar una actividad política se sigue identificando asimismo como periodista pero no lo es porque hizo una opción de vida”, opinó, y puso como ejemplo al ex presidente Julio María Sanguinetti, “el dos veces presidente es un político que vierte su visión de la realidad como un estadista a través de sus columnas en los distintos medios de comunicación pero no lo identifico como periodista”.

“Es una decisión de vida, volver o no volver va a depender mucho de la persona y si va a volver a ser independiente tendrá que ganarse la confianza del público”, opinó el periodista de El Observador. “En un país tan politizado como Uruguay cuando das el paso a hacer comunicación de un gobierno o partido, volver a hacer periodismo cuesta un poco más” dijo, diferenciando a éste de aquel periodista que se candidatea.

La independencia de los medios de comunicación

Sobre la existencia de medios de comunicación partidarios, Cardozo considera que los hay y que “se puede trabajar en un medio partidario y no ser partidario”. Reconoció la existencia de medios no partidarios “que hacen buen periodismo y profesional”. Por su parte, Pérez afirmó que “el 99% de las decisiones editoriales en un medio en Uruguay las toman periodistas y no oscuras fuerzas del mal”.

Para Hounie “hay medios que tienen una clara vinculación que viene de la historia” y si bien considera que “se fueron hacia el periodismo profesional, es muy difícil que la gente les crea totalmente”. Cree que hay una necesidad de atribuirle a los medios que están “permanentemente operando” en función de los intereses de sus dueños “y eso creo que es más una fantasía que una realidad”.

“Todos tienen una línea editorial pero hay menor o mayor separación”, opinó la periodista de La Diaria. Remarcó que en el diario argentino La Nación “los trabajadores sacan comunicados en contra de la dirección del medio”, demostrando la separación entre la línea editorial y los contenidos. Sobre los diarios uruguayos consideró que todos tienen su línea editorial marcada con una orientación ideológica pero que “en general” no hay incidencia en los contenidos periodísticos.

En ese sentido, Madrid separó la línea editorial del medio de la tarea periodística de sus periodistas, “lo que me preocupa es cuando la línea editorial se mezcla con la línea informativa o con el ejercicio del oficio”, apuntó. Cree que el público busca “la calidad periodística en las páginas informativas” y no en la editorial.

Para Ferreira es difícil encontrar medios de comunicación partidarios pero entiende que hay una cuestión de fondo y es que “los medios y sobre todo los escritos nacieron como tribuna de los partidos políticos”. “La sociedad en general no ha asimilado que pueda existir un periodismo profesional e independiente”, lamentó. Considera que “el periodismo profesional e independiente es algo nuevo en la historia” y que la formación académica “ayuda muchísimo a la profesionalización” del periodismo.

La censura

“Cuando se me quiso meter una censura nunca la acepté”, dijo Haberkorn. Contó que amenazó con irse de un medio en el que trabajó porque no querían publicarle una nota de su autoría, “al final la nota salió pero en la página editorial del medio salió un suelto aclarando que la nota había escapado al control del medio”. “Hay casos en los que la información no es fundamental pero cuando la información es importante hay que dar pelea y resistir las presiones”, advirtió.

Sobre los políticos comentó que son como el público y juzgan el trabajo periodístico como tal, “algunos sólo te hacen saber que no les gustó y otros buscan incidir de alguna manera para que no lo hagas de vuelta”, explicó. Uval contó que “muchas veces los políticos no tienen razón porque publicaste algo que es verdad y eso es lo que molesta”, y advirtió que “si ven que estás haciendo las cosas sin intención el vínculo se recompone”.

Para Madrid “es parte de la lógica” que haya personas que se enojen con el trabajo de un periodista. “La primera que tiene que estar conforme con la información soy yo, tengo que ser fiel a cómo entiendo que debo hacer mi trabajo”, explicó.

“Lo importante es que la información sea correcta y no si se enojó o no se enojó alguien”, opinó el periodista de Búsqueda. Explicó que “la mayoría entiende que el que se calienta pierde, sobre todo cuando se está informando algo que es verdad”. “No funciona la llamadita para presionar”, concluyó.

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