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Pasión por el pedal

El uruguayo Fabricio Ferrari se desarrolla como ciclista profesional en Europa.

Fabricio Ferrari

“Yo crecí arriba de una bici”, cuenta Fabricio Ferrari, ciclista uruguayo oriundo de Santa Lucía radicado en España hace varios años. Desde su llegada al viejo continente Ferrari ha integrado varios equipos como el Aazysa, Caja Rural y Efapel hasta llegar al SSOIS Miogee, equipo Chino al que entró por un compañero cuando pisaba ya la edad de retiro, aunque afirma: “Yo no voy a dejar la bici, seguramente antes me deja ella a mí”. Actualmente debido a la pandemia se encuentra disputando el torneo Belgrade BanjaLuka en la frontera de Serbia y Bosnia, zona europea habilitada para este tipo de competencias. En la tercera etapa logró ascender al puesto número 16, lo que cataloga como balance positivo.


Fabricio explica que el ciclismo de Uruguay y el de Europa son sustancialmente distintos. En nuestro país el viento cruzado dificulta, pero tenemos un terreno plano, en Europa el suelo montañoso hace la diferencia. “Cuando la carretera se inclina se ve quién tiene menos fuerza y quién tiene más”, explica, aunque afirma que aún así sigue siendo ciclismo.


Buscando oportunidades, experiencias nuevas e impulsado por su padre, a los 20 años emigró a España, luego de haber corrido en Uruguay con las Alas Rojas. Al partir su meta era lograr una vida del ciclismo y “lo hemos conseguido, estamos disfrutando hasta el día de hoy de ello”, cuenta entusiasmado. Entiende que ser uruguayo en Europa al final es bueno para el ciclismo uruguayo porque “abre puertas”, explica, ya que allí es donde se encuentra “la meca del deporte”. Lamenta que aún sean pocos pero cree que con los años se les irán sumando más ciclistas: ”aquí es donde realmente los jóvenes pueden formar una vida deportiva”.


A los grandes equipos se llega tocando puertas y buscando contactos, ellos son los que te pueden acercar a la cantera amateur de un club, pero al final ”es como cualquier persona está buscando trabajo”, comenta. El deportista insiste en la dedicación y pasión que hay que tener en esta disciplina: “Hay que estar 24 horas del día dedicado a ello”, afirma. Los días de entrenamiento varían, algunos son de seis horas y otros de una o dos, aún así explica que eso no le permite relajarse.El deportista debe estar tranquilo, no hacer esfuerzos, ni caminar mucho. También debe mantener una dieta estricta y balanceada , dependiendo de la temporada del año en la que se encuentre. Aún así, hay momentos en que se puede permitir una vida normal.


Para Fabricio todos estos esfuerzos son frutos de la pasión que lo ha llevado a representar la bandera del país en distintas competencias y un mundial. “Todo es mérito propio y de mi familia”, resalta, porque nunca contó con el apoyo del gobierno uruguayo. Dice que no piensa en eso, si bien le encantaría estar en contacto con el gobierno o el Comité Olímpico y representar a Uruguay en las olimpiadas, siente que en el país hay buenos corredores que también lo merecen.


“La vida da muchas vueltas, no sé dónde voy a acabar”, responde cuando le consultamos sobre su futuro. En el presente está instalado en España y su vida allí es cómoda, aunque cree que podría llegar a vivir en algún lugar de Asia, “siempre voy a intentar vivir lo más confortable posible”, explica.


Sobre su futuro en el ciclismo, sabe que aún tiene pedal y ruta por delante. Al pensar en retirarse contempla la opción de seguir en en el ámbito del ciclismo, pero comenta: “Tendría que ver si no quiero descansar, hacer una vida diferente, de estar más tiempo en casa, con la familia”.


Fabricio tiene sobrinos a los que le encantaría acompañar en el ciclismo si ellos lo eligen, “tiene que nacer de los niños, eso no se puede exigir, es algo que depende de cada uno", también comenta: “Mi padre nunca me obligo, hasta me lo puso difícil para que fuera ciclista pero claro yo lo quería y al final tuvo que ceder”.

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