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Superliga Europea de Clubes: del auge a la caída en 48 horas

Algunos de los clubes de fútbol más poderosos del mundo anunciaron la creación de una Superliga ajena a las competiciones de la Unión de Federaciones Europea de Fútbol (UEFA), que no prosperó

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El pasado 18 de abril, los equipos Arsenal, Tottenham Hotspur, Chelsea, Manchester City, Manchester United, Liverpool, Real Madrid, Barcelona, Atlético de Madrid, Inter de Milán, AC Milán y Juventus formalizaron la creación de una competición paralela a las competiciones organizadas por la UEFA, con el objetivo de captar más ingresos para los clubes más importantes del continente, que debido a la pandemia desatada por el Covid-19, disminuyeron notoriamente sus ingresos.


En principio, el proyecto consistía en una competición donde 15 clubes fundadores- para eso debían conseguir a otros tres equipos interesados en participar del proyecto- disputarían un torneo anual continental, en el que tendrían un cupo fijo y se permitiría la participación de cinco clubes más, según su posición en sus respectivas ligas.


El rechazo por parte de los hinchas, jugadores y los organismos internacionales de fútbol, e incluso hasta algunos gobiernos como los del Reino Unido o Francia, hicieron que en menos de 48 horas el proyecto de los clubes más poderosos de Europa colapsara estrepitosamente.


A pesar de que la idea de crear una liga elite llevaba años sobrevolando en la industria del fútbol - afectada en lo económico por el gasto desmedido de los clubes más ricos -, el proyecto en cuestión tuvo graves errores en puntos clave como el diseño del propio producto, la estrategia comunicativa, y los aspectos emocionales vinculados a los fanáticos y a la idea en sí misma de lo que el fútbol representa en la sociedad.


Clubes como el Bayern de Múnich y París Saint-Germain (PSG) se quedaron afuera del proyecto, y manifestaron que la esencia del fútbol es de los propios hinchas, además de que los alemanes y franceses, tradicionalmente, formaron parte del lobby europeo de clubes que tantos problemas le trajo a la UEFA.


Resulta raro pensar que los autores intelectuales de la Superliga (Real Madrid y Juventus), por más problemas económicos que tuvieran, no hubiesen analizado previamente la dimensión que tendría su anuncio. Es lógico pensar que eran conscientes de las consecuencias que traerían las declaraciones dadas, en forma de amenazas de federaciones, ligas nacionales, gobiernos o incluso instituciones comunitarias.


Aun así, la amenaza por parte de la UEFA sobre la expulsión inmediata de la Champions a los actuales finalistas implicados (Chelsea, Manchester City y Real Madrid) acentuó la presión y el presidente del organismo rector del fútbol europeo, Aleksander Čeferin, manipuló inteligentemente y abrió grietas entre los fundadores, además de anunciar que la organización sería más laxa en el futuro con el control del fair play financiero, para evitar que los clubes gasten más de lo que ganan, lo que sedujo a los ingleses.


En la idiosincrasia británica, el respeto por la tradición es incuestionable y va más allá del color político o a la posición social. La reina es intocable al igual que la Premier League y la Football Association Cup (FA Cup). Boris Johnson, primer ministro británico terminó con la ilusión de los clubes ingleses de fundar otra competición internacional amenazándolos con la expulsión de la liga. El 20 de abril, el Chelsea jugó un partido de Premier League contra el Brighton y sus propios hinchas impidieron el paso del autobús del equipo, protestando por lo que estaba ocurriendo. Días atrás, en Anfield Road aparecieron pancartas en contra de la Superliga, cuando el Liverpool enfrentó al Leeds del argentino Marcelo Bielsa, equipo que hizo lucir en las remeras del calentamiento precompetitivo el lema “Champions League, ganatelo”.


Pasadas las 10 de la noche del 20 de abril, el Manchester City se bajó de la organización de la Superliga. Sus cinco compatriotas lo hicieron después. Desde las islas británicas comenzó la caída de un proyecto prematuro.


El paso al costado por parte de los ingleses hacía que la organización perdiera la mitad de los clubes comprometidos. La Superliga murió definitivamente el pasado miércoles 21 de abril con el adiós oficial de los italianos: Inter, Juventus y Milan, seguido por el único español que se dio de baja: Atlético de Madrid. A falta de que los dos últimos integrantes den el paso al costado para disolver la competición, la Superliga la componen el Real Madrid y el Barcelona.


El conflicto UEFA-Superliga que expuso bajo la escena pública al fútbol europeo, pero esta vez no por su show o su buen juego dentro de sus espectaculares campos de fútbol, deja asomar una solución consensuada, aunque sea de muy difícil ejecución.


Se trata de adelantar la nueva Champions que anunció la UEFA para 2024 y que estaría conformada por 36 equipos y un nuevo formato, pensada para obtener más ganancias y que los clubes vean aumentadas sus arcas.


De todas maneras, se manejan sanciones para los clubes que alguna vez integraron la fallida competición apócrifa, desde multas millonarias hasta suspensiones de la próxima edición de la vieja y tradicional Champions League.

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