Ser extra es uno de los trabajos que le hace frente a la nueva normalidad española provocada por la pandemia del coronavirus
Por Mariana Fornio
El pasado 13 de marzo se cumplió un año desde que el presidente de España, Pedro Sánchez, anunciara por cadena de televisión la aprobación del decreto de estado de alarma para todo el país. Actualmente, España entró en una recesión económica: la cifra de personas que perdieron el empleo asciende a 4 millones y hay sectores tales como el de hostelería y turismo que fueron duramente golpeados por la pandemia.
Sin embargo, la industria audiovisual ha tenido un importante crecimiento. En Madrid se concentra gran parte de las producciones de largometrajes, documentales, series y cortometrajes. Y estas producciones están dando lugar a numerosos puestos de trabajo, entre ellos, uno que hoy en día significa una salida laboral tanto para españoles como para extranjeros, jóvenes y mayores, hombres y mujeres: el trabajo de ser extra.
El mundo aún no ha vencido esta pandemia. En Europa se habla ya de una tercera ola. La realidad dista de ser la misma que hace un año, sin embargo se comienzan a notar algunas aperturas en Madrid que son pequeñas muestras de la intención de comenzar el camino de vuelta a la normalidad. Tímidamente, se presentan en público algunos músicos por los barrios más concurridos, los teatros comienzan a ampliar su cartelera y se comienzan a planificar espectáculos a mayor escala. Pero hay algo que ha acompañado fielmente a los españoles durante este período de pandemia, algo que no los ha abandonado nunca: la televisión.
A raíz de las cuarentenas, los encierros prolongados, el miedo al contacto y la falta de grandes propuestas fuera de casa, la gente consumió una mayor cantidad de contenido audiovisual. De acuerdo al informe anual que realiza Barlovento Comunicación, una consultora audiovisual y digital, “el uso de la televisión en este último año (9/03/20 a 9/03/21) registra un promedio de 4 horas y 35 minutos persona/día, lo que supone un incremento del +16% en comparación al mismo periodo del año pasado”.
A lo largo de los años, la capital española se consolidó como escenario de grandes producciones y la industria ha ido en crecimiento. Netflix, uno de los servicios de streaming más reconocidos a nivel mundial, desembarcó en la ciudad e instaló sus oficinas en la zona de Tres Cantos. Hoy en día, el sector está en alza y tiene una amplia proyección nacional e internacional, se multiplican las producciones y se habla de una industria audiovisual que, de acuerdo al Informe Anual del sector de los Contenidos Digitales en España presentado por ONTSI, para el año 2019, generó más de 4 mil millones de euros.
Dentro de los cientos puestos de trabajo que genera esta industria, existe uno que está convocando a un importante número de personas de distintas razas, sexo y edades: el trabajo de ser extra o figurante como se lo conoce en España, para lo cual no es necesario contar con estudios previos de actuación ni interpretación frente a cámaras.
En Madrid hay una gran cantidad de agencias dedicadas exclusivamente a la contratación de figurantes. Ser figurante no es un trabajo a tiempo completo y por lo tanto compatible con otros. Basta con tener los permisos necesarios para trabajar, tomarse unas fotografías amateurs, inscribirse en las páginas de las productoras y esperar a ser convocado.
Generalmente, hay tres tipos de figuraciones. La primera es una figuración normal, que implica ser, literalmente, todo lo extra que ocurre detrás de los actores. Gente de relleno pero fundamental para otorgarle naturalidad al contexto de la escena. Así es que un día de rodaje puede durar entre 8 y 12 horas, dependiendo siempre del contrato y el acuerdo. Las tarifas de una figuración normal en un rodaje diurno rondan aproximadamente entre los 50 o 60 euros diarios, como tarifa fija a lo que habría que sumarle las horas extras que variarán entre los 10 y 13 euros.
Por otro lado, la figuración especial (término que legalmente ya no existe), el cual implica que ese “extra” tiene una interacción con alguno de los actores de la escena, no necesariamente tiene diálogo, pero sí implica alguna acción específica a realizar frente a cámara. Las tarifas de una especial pueden rondar entre los 60 y 90 euros, y siempre dependiendo de la productora y el rol a ejercer. Con respecto a esta categoría, habitualmente existen conflictos entre las agencias y productoras debido a la delgada línea entre ser figurante y actor de pequeñas partes.
En mayo de 2016 se realizó un convenio colectivo estatal encargado de regular las relaciones laborales entre los figurantes y los productores, en el que se estableció la diferencia entre un actor de pequeñas partes y un figurante. De acuerdo a este convenio, los figurantes se definen como “trabajadores de obras audiovisuales que recrean con su presencia un ambiente o una escena, sin ningún peso específico o incidencia en la acción, que contribuye a la autenticidad global y la atmósfera de dicha escena careciendo de texto alguno”. Pero hecha la ley, hecha la trampa.
Tal como relata Cristina, mujer figurante de 43 años que prefirió no dar su apellido, la última jornada de rodaje terminó en juicio de los figurantes contra la productora. “Querían que todos los figurantes invitáramos a bailar al actor principal. Dijimos que eso era pequeña parte. Dijeron que no, que casi no se nos vería. Luego, querían que moviéramos los labios sin hablar frente a cámara, seguramente para doblarnos la voz y no tener que pagarnos la f'igu' especial (pequeña parte). Hay que estar muy atento y conocerse bien las reglas, porque hay de todo, la mayoría son bien pero hay algunas pocas que pueden aprovecharse de la figuración. A pesar de todo yo lo sigo haciendo realmente necesito el dinero y aunque haya gente que trata mal a la figuración, me la paso genial”.
En esta misma línea se encuentra Florencia Sacco, actriz uruguaya viviendo en Madrid, quien explica que lo que menos le gusta de este trabajo es “pasar muchas horas de pie, pasando frío y que por lo general se trata a la figuración de una manera un tanto despectiva, no como a los actores o al resto del equipo”.
Florencia comenzó hace unos meses en este sector ya que vino desde Uruguay a intentar perfeccionarse más en el rubro de actuación y si bien sus objetivos no son trabajar de figurante, reconoce que “ahora mismo es el trabajo que sale”.
Este trabajo también tiene su aspecto más lúdico. Florencia cuenta que durante un rodaje le tocó bailar bajo la lluvia al ritmo de una banda de música tropical que tocaba en vivo y también trabajar junto a artistas tales como Javier Bardem,Imanol Arias, Maria Pedraza, Maxi González, Susana Abaitua, entre otras figuras españolas.
Además de las dos categorías anteriormente mencionadas, existe la posibilidad de ser figuración fija, que son figurantes que por necesidad del guion deben aparecer reiteradamente porque la historia transcurre en un escenario fijo, como por ejemplo un pueblo determinado o un salón de clase, y por tanto es necesario que siempre aparezcan las mismas personas. Por lo general, esta figuración cobra como figuración normal los días que trabaja.
Otra opción a la figuración es ser “doble”, lo cual implica tener rasgos físicos similares a un actor determinado (altura, peso, color de pelo) y al momento de ensayar una toma con las cámaras y luces, en lugar de tener al actor allí parado, se le pide al doble.
Las jornadas de trabajo se desarollan de la siguiente forma. Primero se cita al extra para realizarle un hisopado ya que las personas deben estar cerca y actuar con “normalidad” (sin distancia social) y muchas veces el rodaje ocurre en espacios reducidos. Luego, todos los figurantes son maquillados y peinados por los profesionales del equipo, hasta pasar al sector de vestuarios. Cada detalle es muy importante al momento de “jugar” (término que se refiere a la acción que realizan las personas delante de la cámara).
La producción de la serie “Cuéntame cómo pasó” (también emitida en Uruguay), cuenta con área de vestuario específicamente de época (la serie transcurre en dos épocas diferentes) y cada parte del vestuario y accesorios son minuciosamente elegidos. Todas las producciones cuentan con equipos de maquilladores y peluqueros que rondan alrededor de la figuración durante todo el rodaje y en cada corte se encargan de retocar los peinados y maquillajes de todos los presentes, aunque luego en pantalla los extras aparezcan fuera de foco o simplemente se les vea la espalda durante unos segundos, los detalles son todo.
Con respecto a la frecuencia de este trabajo, variará de acuerdo al perfil que estén buscando para ese rodaje. Según Florencia “hay rachas buenas y otras que no. Hay semanas que quizás tienes dos, y otras que nada”. Cristina por su parte lleva en esto hace más de un tiempo y cuenta que por mes puede hacer “unas 6 o 7 'figus'. Es que ahora ha explotado aquí en España, en Madrid está pasando todo, y yo tengo un perfil ahora muy buscado, ¡parece que las pelirrojas cotizamos mucho en estos tiempos”, dice entre risas.
Ser figurante es un trabajo que cada vez está dando mayores oportunidades a todas aquellas personas que necesitan un ingreso extra, es una oportunidad de conocer de cerca la industria audiovisual y a los actores. La próxima vez que te encuentres mirando una serie o una película, presta atención a cuántas personas hay detrás de los actores y verás la importante fuente laboral que representa.
Comments