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Portainfo

El documental sobre Cabo Polonio que viene en camino

Zácari Fagúndez trabaja en un proyecto audiovisual para captar la esencia del Cabo

Gentileza: @documentando.uy

Zácari visitó Cabo Polonio en una excursión que hizo con la escuela. De esa visita al lugar han pasado varios años ya y solo logra recordar los viajes en camión por las enormes dunas y la cantidad de lobos marinos que allí vio. Fue con veintipocos años que retornó al lugar; esta vez con una visión distinta y con muchas preguntas por responderse.


Desde ese momento quiso saber cómo viven los pobladores durante el año, qué es lo que atrae a las personas que llegan desde varias partes del mundo, y por qué llega a ser un lugar tan particular. Para Zácari hay un montón de particularidades que se juntan y forman la esencia de Cabo Polonio; desde las pocas personas que viven allí permanentemente, las dunas enormes y los lobos marinos, hasta el espectáculo natural de las noctilucas. “Eso siempre me generó bastante intriga y me quedó en la cabeza, el crear algo a través de lo audiovisual”, dijo Zácari y agregó que, si bien ha ido a muchos lugares dentro de Uruguay, “ninguno me transmitió lo mismo que el Cabo”.


Zácari estudió cine en la Tecnicatura Audiovisual de UTU, edición de video y realización audiovisual. Al finalizar la tecnicatura, se inclinó más hacia el área del documental: “fui a seminarios de realización de documental, a talleres de guion y de dirección de fotografía documental, de esa manera me fui acercando a ese mundillo”, dijo Zácari.


En 2020 hubo una disminución y, en algunos casos, cancelación de muchas de las actividades que realizamos cotidianamente. Esto se tradujo en más tiempo libre para que Zácari trabajara en su proyecto: hacer un documental sobre Cabo Polonio. Entre julio y agosto comenzó a trabajar la idea del documental, con el ojo puesto en entender por qué este lugar transmite tanto a sus visitantes y cómo se genera esa transferencia de emociones y significados. “Empecé a bajar a tierra todo lo relacionado al documental; empecé a escribir el guion, pensar la imagen, el sonido y cómo iba a filmar”, contó.


En un principio, se enfocó en buscar referencias a nivel de imágenes, sonidos, material audiovisual que estuviese relacionado. Usó su tiempo en ver videos sobre Cabo Polonio, entrevistas a sus pobladores, buscar material sobre las problemáticas que hay en cuanto a los terrenos, e incluso vio documentales que se hicieron de Cabo Polonio. Además, se nutrió de imágenes obtenidas por distintos fotógrafos y escuchó música de artistas que han estado en el lugar. Durante ese período se dedicó a recopilar material ya creado sobre el lugar, lo que hizo que surgieran más ideas para empezar a escribir.


Llegar al Cabo

Después de conocer el trabajo que ya han hecho sobre el lugar, era imprescindible trasladarse hacia Cabo Polonio, para comenzar a desarrollar su propio trabajo. Zácari tenía que encontrar un lugar donde quedarse al menos tres o cuatro semanas. “A través de Soy Tribu, que es un muchacho que viaja por el mundo en moto, conocí el hostel El Viejo Lobo que es donde él se había quedado en Cabo Polonio”, comentó.


En ese hostel, se realiza desde hace varios años un sistema de residencias artísticas, que consiste en recibir personas que tengan un proyecto de música, fotografía, audiovisual, baile, por períodos de un mes o un año. Los artistas trabajan cuatro horas en turnos rotativos a cambio de comida y alojamiento, mientras llevan a cabo su proyecto. En simultáneo, suele haber dos o tres artistas que permanecen todo un año, y dos artistas que se hospedan durante un mes.


Zácari envió un documento con su proyecto al hostel y ese mismo día obtuvo la respuesta de Guillermo, el encargado del lugar. “Me llamó por teléfono, me dijo que le encantaba el proyecto, pero me sugirió cambiar el enfoque, ya que yo pensaba mostrar el sentido de identidad del lugar”, comentó. Agregó además que le sugirió una variante en el enfoque porque desde ese punto de vista es que generalmente van a trabajar a nivel audiovisual. “Guillermo fue muy sincero, y tenía razón. Me propuso trabajarlo desde la experiencia de los jóvenes. Desde el significado del lugar para ellos, por qué lo eligen, cómo encaran la temporada, y cómo viven el año”, explicó Zácari.


Para Zácari si tu proyecto personal incluye la interacción con distintas personas es muy enriquecedora la experiencia de la residencia artística ya que estás en contacto con otros artistas, vecinos del Cabo y varias personas que reciben en el hostel. “Es mucho más enriquecedor que si estuvieses en una casa en el lugar porque significa también un encuentro con otras personas. Es súper recomendable la residencia ahí”, dijo Zácari.


En noviembre, Zácari obtuvo la residencia artística. Estuvo un mes hospedandose en El Viejo Lobo, y allí realizó varias entrevistas y distintas tomas de Cabo Polonio. Los primeros días de su residencia se dedicó a generar vínculos, hablar con personas del lugar y comentar sobre su proyecto para captar interesados en participar del documental.


Allí conoció a Mathieu, un músico francés que vive hace un año y algunos meses en Cabo Polonio, a Marcin un polaco que hace cuatro años vive allí y es el encargado de otro hostel. Mónica y Daniel, una pareja de venezolanos que viven en el Cabo hace un año y medio, y tienen un chiringuito de comidas y bebidas. También conoció a Sebastián, un uruguayo que visita regularmente el Cabo, y a Camila, una chica uruguaya que vive ahí hace cuatro años. Todos ellos participantes del documental. “Esos días me encargué de concretar esos vínculos, y determinar que ellos son quiénes van a ser parte del proyecto, y el documental va a ser gracias a ellos también”, aseguró Zácari.


Los arreglos finales

Zácari explicó que su deseo después de grabar todo, es trabajar de una forma profesional y obtener la mejor calidad posible en cuanto al sonido y la imagen. Lograr que las entrevistas, las grabaciones y el sonido queden lo más elevado posible en cuanto a la calidad. Dijo además, que es importante el diseño de sonido “por ejemplo, cuando toman mate, el sonido que hacen al mover la bombilla, o cuando cae agua caliente en la yerba”. Y en cuanto a la imagen, corregir los colores de todo el documental, “tiene que tener una paleta de colores definida y coherente, y que se vaya usando durante todo el relato”, explicó. Además, en algunas partes, el documental tendrá música. En esos tres aspectos, es que apuesta a que se haga de la forma más profesional posible.


El creador del proyecto documental, dijo que, para lograr mejorar la calidad de la realización del documental, tendría que participar en festivales y concursos, para tratar de conseguir algún fondo para poder solventar esos gastos, lo que es “uno de los objetivos en paralelo al documental que tengo”, aseguró. Actualmente, llena formularios para postular el proyecto a algún fondo nacional o internacional. “Si tengo la posibilidad de ganar alguno genial porque sería de mucha ayuda para elevar la calidad del proyecto en cuanto a la edición, la post producción de sonido e imagen. Además, me daría la posibilidad de viajar algunas veces más para crear más tomas como grabar la vía láctea en fotografías de larga exposición”, agregó.


El pasado 15 de enero, volvió a Cabo Polonio, en busca de tomas relacionadas al verano y la temporada. “Fui a recoger imágenes de personas llegando a pasar el día, las playas con mucha gente, la movida del centro, los artesanos y los comercios, y las caminatas en la noche. Ves muchas personas en temporada que buscan dónde comer y salen a dar una vuelta”, contó Zácari. Agregó también que las tomas de verano que faltaban las filmó ese fin de semana, sin embargo, no descarta ir nuevamente a grabar.


Zácari creó la página de Instagram @documentando.uy para compartir material sobre el proyecto que está realizando. “Voy subiendo fotografías junto con un texto que son conclusiones o reflexiones que me iban surgiendo durante la estadía en Cabo Polonio. Hablo de las casas, los niños de ahí, el faro, distintas cosas que voy bajando a tierra, los llevo a texto y los publico con una fotografía mía”, contó.

En las historias destacadas de esa red social comparte referencias de libros que están relacionados con la temática y algunos que no se relacionan directamente, pero que aportan distintas visiones al proyecto. También creó una playlist con canciones representativas del lugar, lo que hace que se sienta más cerca.

Zácari aprovechó lo digital para compartir fotos y material sobre el proyecto. Usó esas fotos para generar alguna reflexión sobre el Cabo y la vida en sí. Las historias de la red social tienen un contenido técnico pero también teórico, desde lo que sirve para un documental hasta qué tipo de cámara usar. “Me gusta también hablar de lo que piensan los seguidores sobre la juventud, los sueños, la posibilidad de una vida alternativa, etc. Todo eso es un apoyo constante a lo creativo, me ayuda a escribir lo que diría la voz en off en el documental”, concluyó Zácari.

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