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La tortuga trae una muestra pequeña de todos los plásticos que el ser humano arroja en el mar

La contaminación de residuos plásticos son un problema a nivel mundial que generan daños, e incluso la muerte en tortugas marinas a raíz de su consumo



Gentileza: Karumbé

Gabriela Vélez es doctora en biodiversidad y es una de las integrantes voluntarias de la ONG Karumbé donde el objetivo principal es conservar la biodiversidad en Uruguay.


La doctora es española y llegó a tierras uruguayas donde se desempeña como voluntaria en Karumbé. Luego comenzó a hacer su maestría en biodiversidad su estudio se basó en por qué varaban las tortugas, dónde y en qué época del año. Fue un estudio de 12 años de varamientos que se registraban en Karumbé. En el año 2012 Vélez empezó a coordinar la parte de investigación en la ONG e inició su doctorado también en biodiversidad que se basaba en la ecología trófica de la tortuga, saber qué come, en qué momento, qué alimentos y ese fue su contacto de investigación con el plástico.


Karumbé tiene un centro de rehabilitación donde las tortugas que están varadas con problemas reciben tratamiento y luego son liberadas a su lugar, el mar.


Los primeros registros de plástico se empezaron a dar “en las primeras tortugas muertas que se analizaron entre 2002 y 2003; empezamos a ver que era algo más común que se encontrarán ciertos residuos en las tortugas y eso vimos que fue en aumento desde el 2006” dijo Vélez


La doctora estudió e investigó “principalmente sobre la tortuga verde, es un animal que en Uruguay está en una fase de vida juvenil, es decir, tenemos pequeños juveniles que vinieron en un momento de su ciclo de vida que ocurre en aguas oceánicas, en aguas abiertas. Nacen en las playas de anidación entran al agua y se quedan en una zona durante un año y medio o dos, flotando en aguas calmas” explicó Vélez. Agregó “estas tortugas se acercan a la costa, nosotros estamos en esa zona. No sólo Uruguay sino todo lo que es el Atlántico Sur occidental, más o menos desde el estado de San Pablo en Brasil hasta la provincia de Buenos Aires. Esa sería la zona donde encontramos juveniles de tortuga verde en nuestra región. Estas tortugas ocupan todo ese espacio” por este motivo explicó la doctora , es muy difícil identificar en qué lugares consumen más plásticos, porque recorren una zona amplia de mar.


La interacción con los residuos se puede dar de dos maneras: una porque los ingieren y la segunda porque pueden quedar atrapados en ellos. “En el trabajo que publiqué con Natalia Teryda que fue una de mis estudiantes vimos que el 70% de las tortugas que nosotros analizamos tenían algo de plástico, aunque sea una pieza chica en los contenidos”.


El plástico que consumen daña porque puede llegar a perforar parte del estómago o intestino y en ese momento se empieza a crear una infección y puede llegar a morir por eso. Otra situación es que se puede generar un bloqueo en el tracto digestivo, por ejemplo, una tapita plástica, “ahí ya no existe una solución” dijo la experta.


Vélez explicó que uno de los problemas que no se sabe es de qué manera afectan los componentes y sustancias químicas que tiene el plástico dada su interacción en el organismo de las tortugas con los jugos gástricos que hay en el estómago. “No sabemos si hay ciertos plásticos que al intentar digerirlo están descomponiéndose, soltando ciertas sustancias químicas que pueden estar dañando al animal, eso es algo que se sigue investigando a todo nivel de toda la trama trófica, no sólo con las tortugas” destacó la doctora.


Vélez mencionó que las tortugas son “mucho más viejas que el plástico. Cuando son chicas la capacidad de buceo está reducida, ellas comen en superficie, abren la boca y comen. Viven en aguas estacionarias. Lo que también está flotando cada vez más son plásticos, entonces la tortuga come, come, come y siente que está llena pero no recibe ningún nutriente de lo que comió. Es muy común encontrar esas tortugas pequeñas con mucha cantidad de plástico y muy flacas, porque se van consumiendo recursos de ellas y no de lo que se alimentaron. Eso es algo que vimos y que ocurre sobre todo en las tortugas más pequeñas que tienen más dificultades para comer, menos práctica, un tracto digestivo más pequeño, y entonces se pueden bloquear mucho más que una tortuga grande”.


Habitualmente la causa de muerte en las tortugas es por una suma de diversos factores. La doctora explicó que con la ingesta de plásticos se suman problemas. Por ejemplo, con las tanzas, si bien pueden quedar enredadas, sucede que muchas veces las personas que van a pescar las dejan en zonas rocosas, y las tortugas suelen acercarse hasta ahí. Si la tortuga se come un anzuelo chiquito, no pasa nada “pero la tanza queda a lo largo de todo el contenido del tracto digestivo; cuando ella está haciendo los movimientos peristálticos como los nuestros para intentar sacar eso, la tanza le termina cortando la zona digestiva. La gente piensa que es el anzuelo, pero la tanza nunca se va a romper. Son fuertes, son resistentes, pueden ser finas y es peor, porque si es muy fina y resistente es mucho más cortante” mencionó la voluntaria.

Las tortugas que llegan año a año varían, pero de todas las que entraron en rehabilitación a Karumbé solo el 55% se pudo rehabilitar. “Parece un número bajo o un número alto depende de cómo lo mires. Las tortugas que llegan a nosotros llegan en estados muy diversos, tenemos animales que tienen cierto daño o una dolencia que es fácil de resolver como también existen animales que llegan en un punto de no retorno” comentó. “Un animal que ingiere plástico, una tortuga, puede estar meses con una obstrucción intestinal, aguanta mucho, hay animales que no llegan y no tienen solución. Las operaciones en las tortugas son muy complicadas y más de una obstrucción que tiene que sacarle todo no es fácil. Depende mucho del momento en que llega el animal” sentenció Vélez.

Desde Karumbé se hace difusión a través de distintas redes y medios para que en el momento que vean a un animal varado no lo devuelvan al mar y que pidan ayuda o lo trasladen.


Si bien son muchos los años que Vélez integra el equipo una de las historias que más le marcó fue en el año 2013, cuando una tortuga “muy grande, estaba varada. No sabía lo que me iba a encontrar, cuando llegamos era con una tortuga grande de casi 70 centímetros, un animal adulto. Era una tortuga olivácea que son muy raras en Uruguay y hay solamente nueve registros en los 20 años que lleva trabajando Karumbé. La tortuga no tenía aletas delanteras, una amputación era de hace mucho tiempo, y la otra era reciente. Yo no te puedo explicar la fuerza que tenía esa tortuga y las ganas de vivir de ese animal, Ámbar se llamaba, no iba a poder vivir nunca más en el mar. Cuando Ámbar murió luego de estar un mes en rehabilitación vimos que estaba por entrar casi en reproducción entonces fue como una especie rara que no se ven, lo que tuvo que luchar ese animal para intentar subsistir”.


Las tortugas salen de rehabilitación “cuando se alimentan por sí solas, no flotan y defecan. A veces suelen estar en observación mínimo de 24 horas o una semana por si hay que hacerle algún tratamiento con antibiótico. En el invierno que varan las tortugas con hipotermia, aunque estén bien deben permanecer más tiempo porque no las podemos liberar hasta que la temperatura del agua esté alta, entonces un animal que varó en julio, aunque se haya recuperado a finales de agosto, va a tener que esperar a finales de setiembre y octubre. Nosotros vamos monitoreando la temperatura. No la podés liberar con 13 grados, sobre todo el cambio brusco porque ellas se pueden acoplar a temperaturas bajas” expresó Vélez.


Son entre 20 y 24 los miembros activos de la ONG y existe un grupo activo en Montevideo que trabaja todo el año en la rehabilitación de las tortugas. También apoyan otras personas que colaboran en la zona costera.

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