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Portainfo

Cerca de cien toneladas de residuos orgánicos de Montevideo no irán a parar al vertedero municipal

Compost Ciudadano plantea una alternativa para la gestión de los desechos domésticos a la vez que educa e involucra a la población en su compostaje

Gentileza: Compost Ciudadano.

Formado por una pareja de comunicadores y dos compañeros, el emprendimiento se basa en la participación activa de los ciudadanos en la gestión de los residuos orgánicos producidos en el hogar. A menos de dos años desde su creación cuentan con casi 350 hogares a los que entregan trimestralmente compost producido por sus residuos y se proyectan alcanzar a todo el departamento.


Compost Ciudadano surge luego de un viaje a India que realizaron Federico Luisi y Andrea Alba “en busca de un refresh, cansados de la rutina laboral”, según contó Luisi a Portainfo. Como mochileros, recorrieron por dos meses distintas localidades hasta que se radicaron un tiempo en una aldea en la que se gestionaban los residuos de manera muy distinta a la que conocían: la basura no orgánica se desechaba o se quemaba -práctica no recomendada- y los desechos orgánicos se compostaban.


Cuando retornaron a Montevideo quisieron formarse en los métodos de compostaje y comenzaron a hacerlo en su casa. De ese momento en adelante, amigos y familiares les acercaron sus residuos orgánicos domésticos y eso les permitió generar aún más compost.


Este primer salto les supuso soluciones a algunas barreras: “En principio fue voluntario aunque habían costos de logística, la camioneta para los traslados es nuestra pero había que costear los gastos, herramientas, tiempo de trabajo”, explicó Luisi. Querían que el proyecto perdurara en el tiempo y no dependiera de la voluntad o la disponibilidad horaria de quienes lo llevan a cabo y decidieron dar un paso más, lo que implicó la formalización de la empresa, la habilitación del vehículo por parte de la Intendencia y otros aspectos. Según enfatizó el fundador del proyecto: “era importante que entendieran que existimos, que no era algo de un momento sino que tendría continuidad”.


Poco a poco el emprendimiento tomó forma y comenzaron a difundirlo abiertamente en setiembre de 2019. Para medir la intención de participación de la ciudadanía, lanzaron sus redes sociales con una campaña de suscripción por el servicio prestado: por primera vez no lo harían honorariamente. “En una semana teníamos más de 1000 hogares interesados. Quedamos sorprendidos y con la tranquilidad de que a la gente le importa esto”, recordó Luisi.


El servicio se presta mediante una suscripción por hogar y suman cerca de 350. La cuota mensual vale $550 y “luego de tres meses pasamos por el hogar y le hacemos una devolución de compost, que continúa trimestralmente de ahí en adelante”, comentó.


Ambos fundadores trabajaron anteriormente en el área de comunicación. “Para nosotros fue una herramienta muy buena saber manejar las redes y poder comunicar nuestra idea de buena manera”, destacó Luisi. Conforman el equipo de trabajo junto a una persona que ayuda con la recolección puerta a puerta y otra que apoya de forma part-time con el trabajo administrativo.


“Estamos contentos de poder llevar a cabo el emprendimiento aunque no somos agrónomos. Simplemente tenemos ganas y ver cómo va generando un impacto social y ambiental nos motiva a seguir dedicando tiempo, trabajando y pensando en el proyecto”, manifestó Luisi.


Responsabilidad de todos

En la calle, los contenedores de distintos colores y el anonimato con el que se desechan los residuos, pueden favorecer errores aunque sean sin intención. “La clasificación desde el origen de los residuos generados en los hogares es una posible solución al problema de la gestión efectiva de residuos”, comentó.


Realizaron talleres gratuitos y durante la pandemia se ajustaron y los adaptaron a la virtualidad. Tienen contacto constante con los suscriptores desde el comienzo, explican qué se puede compostar y qué no, y luego en el recorrido puerta a puerta se hace una inspección de los residuos brindados. “A veces pasa que se cuelan algunas cosas entre los residuos que nos entregan y podemos usar esa instancia para entender por qué eso no se puede compostar”, indicó y contrastó: “Si levantáramos un contenedor de mil kilos de residuos destinados a compostar y encontráramos una lata de refresco no tendríamos a quién explicarle que ese no es el lugar, que eso no es compostable”.


“Se genera un vínculo responsable con los residuos domésticos”, comentó y agregó: “Algunas cooperativas o grupos de vecinos que son suscriptores empezaron con uno o dos que les fueron contando al resto y ahora salen todos a la misma hora con sus residuos cuando pasamos. La devolución del compost también es a todos en simultáneo y lo utilizan en sus plantas pero también en los espacios verdes comunes”.


Horizontes

Los hogares clasificadores que integran el recorrido actualmente pertenecen a la zona costera desde Ciudad Vieja a Carrasco, además de La Blanqueada, Malvín Norte y Prado. Reciben solicitudes de suscripción de otros barrios como Cerro o Curva de Maroñas pero por ahora son puntuales y esperan a acumular varias intenciones de un solo barrio antes de agregarlas al recorrido, ya que cuentan con un solo vehículo para la recolección de residuos puerta a puerta.


El objetivo final de la empresa es, en un futuro, abarcar todo Montevideo. Mientras tanto, a esos hogares a los que no llegan, les ofrecen una línea de composteras para poder realizar el proceso ellos mismos. El set incluye una compostera, un manual para hacerlo de forma correcta y un kit de microorganismos eficientes nativos -técnica que utilizan y promueven por sus beneficios ya que permite abarcar distintos residuos y acelera el proceso de compostaje- brindados por la cooperativa “Entre bichitos''.

“Vamos más de 100.000 kg de residuos recolectados y compostados”, valoró el emprendedor. En ocasiones, con el compost que “sobra” -porque no todos los suscriptores lo quieren aunque aporten sus residuos- se realizan jornadas de impacto social, como la jornada de plantación de árboles nativos en una escuela con la que cerraron el año pasado. “La idea de que el compost pueda tener un fin” es importante, ya que cierra el ciclo de una economía circular y no es “compostar porque sí”.


“A veces dicen que el reciclaje solo le interesa a los jóvenes porque los adultos hicieron pelota todo pero con este proyecto descubrimos que no es así. Hay gente de todas las edades que participan en nuestro programa de suscripciones, pero las que más presencia tienen son las mujeres, que por lo que vemos tienen mucha más conciencia ambiental que nosotros”, evidenció Luisi.

“A futuro nos gustaría aumentar el número de hogares, lo que hace que tengamos que agrandar el equipo y generar puestos de trabajo. Es crecer hacia afuera, en el impacto, y hacia adentro”, sostuvo Luisi. Además aseveró: “Entendemos que los residuos son un tema de los hogares pero también de los gobiernos departamentales. En caso de continuar creciendo nos gustaría contar con ese apoyo y si el proyecto tiene réplicas en otros departamentos, también”.


Alianzas

“Al principio, cuando era todo voluntario, conseguimos un terreno vacío en frente a una cooperativa en Ciudad Vieja a los que les gustó el proyecto y nos prestaron el espacio para compostar”, recordó Luisi. Consiguieron algunos tanques de agua de mil litros que fácilmente convirtieron en composteras hasta que los residuos los “taparon”, en un buen sentido. El proyecto estaba lejos de ver su techo y decidieron mudarse para evitar la presencia de vectores debido al tránsito de la gente y a la zona portuaria cercana al terreno.


“Esto puede crecer más”, pensaron y decidieron pasar de un compostaje “artesanal” en el que “metían pala y mano”, a un proceso que abarcara residuos a mayor escala. “Nos comunicamos con Fernando Ronca, director de (la Planta de Tratamiento de Residuos Orgánicos) Tresor y le gustó la iniciativa”, aseguró. Firmaron un acuerdo de cooperación de un año -que está transcurriendo actualmente- en el que Tresor brinda un espacio donde Compost ciudadano puede con su equipamiento y herramientas armar las pilas de compostaje.


Por primera vez, en los 20 años en los que lleva funcionando Tresor, se reciben a diario los residuos domésticos en vez de ir a parar al vertedero municipal del Camino Felipe Cardoso. “Reciben residuos de la Intendencia como restos de poda, viveros, empresas y todo el compost vuelve a las plazas, parques y viveros”, detalló Luisi.

Eso permite que la empresa se enfoque en la recolección y educación sobre compost y no en el armado de pilas de compostaje.


“Otro gran hito fue lograr el apoyo de Socialab que funcionó como IPE (Institución Patrocinadora de Emprendimientos) para conseguir un fondo de la ANDE (Agencia Nacional de Desarrollo) que nos apoyará por un año y podremos hacer que una persona se encargue de manera fija en el emprendimiento. Esto nos da fuerzas para poder dedicarnos por completo en el emprendimiento y dar el máximo”, enfatizó Luisi.

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