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La resistencia hecha videojuego

Yell es un arcade gratuito que recorre Ciudad Vieja

Yell

Yell es un resurgir”, comenta Emiliano Sierra, uno de los cuatro creadores y dueños del videojuego instalado en un viejo arcade -máquina recreativa que contiene varios juegos- oriundo de la ciudad de San Carlos que pasea por las calles de Montevideo incentivando a las personas a jugar.


En 2015 comienzan a gestar Yell y lo presentan al Concurso Nacional de Videojuegos de forma extraoficial porque, en ese momento solo se podía jugar en PC. Si bien no resultó ganador, algunos participantes pudieron probarlo, jugar y hasta filtrar la primera versión.


Meses después, José Noguera, amigo y hoy compañero de proyecto, les comentó que quería armar un arcade, algo que hoy en día muchos lugares hacen, con una máquina y juegos viejos. “Yo había coqueteado con la idea pero nunca había hecho la conexión entre Yell y arcade”, comenta Emiliano, que luego de la propuesta comenzó con la actualización y revisión del proyecto junto a dos amigos más, Marcelo de los Santos y Nicolás Paris.


En ese momento pidieron dos palancas especiales con 360° de rotación y restauraron la carcaza de un arcade viejo que tenía Emiliano en su casa. Jorge se encargó de la parte dura, los componentes de la pc que le dan vida a Yell mientras Emiliano, que durante meses desarrolló y probó el juego, cuenta que por un tiempo constó solo de “dos palancas y una tabla rectangular”.


La convención "Juegarte" de San Carlos, Maldonado, en 2017 fue el lugar de estreno para Yell, “la hicimos aparecer sin publicitarla”, cuenta Sierra y explica que esa fue la primera vez que estuvo “jugable para el público en general”. Si bien no sabían cómo iban a reaccionar los demás a una máquina desconocida entre tantas otras y que las características del juego eran complicadas, fue una experiencia muy positiva. Emiliano cuenta como resumen de la primera salida de Yell: “en determinado momento yo paso al lado de la máquina y me quedo ahí mirando y pasa alguien y me dice ‘viste este juego, dicen que es uruguayo’. Me invitaba a mi a jugar a mi juego”.


Pasó un año para que el juego volviera a salir a la calle y se lograra formar una “comunidad” de jugadores. En el siguiente "Juegarte" los creadores se dedicaron a contar y explicar cómo era el juego y “ahí se empezó a armar, la gente empezó a jugar a otro nivel, a encontrarle cosas que yo mismo no le había encontrado”, comenta.


A la calle


Pandemia de por medio y con la experiencia de trasladar el juego a distintos lugares fijos de Montevideo para extender la posibilidad de los jugadores, a Emiliano le surge la idea de sacar el arcade a la calle.


En 2019 habían conocido a un colectivo de argentinos que estaban en la misma situación con un proyecto parecido, y que este año habían sacado sus máquinas a las veredas. “En determinado momento estoy hablando con uno de ellos por internet y surge el tema de que habían sacado un juego a la calle, le hablo y le digo ‘che como fue la experiencia, ¿la gente se copa?’, y me dijo, probá hacerlo”, comenta.Luego de eso sacaron un cable para afuera de su casa en Ciudad Vieja y Yell quedó apto para todo quien quisiera jugar.


Si bien la experiencia fue positiva creyeron que el punto no era el mejor o el de mayor circulación de personas. Entonces fueron por un paso más y después de hacer gestiones ubicaron el arcade en la peatonal Sarandí. Al principio el equipo se alejaba para ver la reacción de las personas “en general la gente pasa y no se anima y cuando uno se anima, se dan cuenta que funciona y que todo está bien”, cuenta y agrega que son esas mismas personas que incentivan a otras a jugar.


El gran desafío que tiene el equipo de Yell es la logística ya que no es una máquina fácil de transportar. “Hemos hecho kilómetros con el arcade arriba de un carrito para levantar cajones porque no teníamos cómo transportarla”, cuenta.


Por esto mismo en este momento el arcade está fijo en el bar 11:11 café, lugar que siempre los recibió muy bien y que además es en los que más se juega. Ahí también lograron dos veces el récord mundial de Yell “aunque solo lo jugaron uruguayos y algunos argentinos” comenta el desarrollador.


Quienes quieran probar el juego o vencer el récord tienen tiempo hasta hoy - 30 de noviembre- para ir al café. En diciembre la máquina volverá a su casa en San Carlos donde tendrá una puesta a punto y algunas actualizaciones para comenzar una nueva temporada y conocer otros puntos del país.


Sin fin comercial ni de lucro


“Yell es un resurgir, como el personaje principal que es un fénix. Hoy por hoy es una especie de pilar, se transformó en la base de un montón de proyectos más”, comenta el creador, que en algún momento creyó que no volvería a construir videojuegos. Yell se convirtió en un símbolo de resistencia para el equipo y la comunidad indie de Uruguay, que según Emiliano se ha ido disolviendo por la profesionalización de la industria.


Es por esto que este arcade es gratuito, independiente y, pese a las ofertas comerciales que recibieron, los cuatro creadores de Yell apuestan a que su juego sea de acceso libre para todos. Cuenta que “se creó una cosa mítica que si querés jugar Yell tenés que buscar el arcade y si lo ponemos para descargar, pierde esa expresividad”.


*Para saber más sobre la ubicación y comunidad de Yell podes seguirlos en Instagram @Yellarcade.

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