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Europa: A un año del inicio de la pandemia

Actualizado: 2 abr 2021

Con más de 38 millones de contagios y cerca de 890 mil fallecidos, Europa espera controlar definitivamente la pandemia apostando a la llegada de las vacunas de forma masiva

Guillermo Corbo

El 21 de febrero se cumplió un año desde que se informó del primer gran brote en Condogno, un pueblo al sur de Lombardía en Italia, donde se encontró el primer caso autóctono de coronavirus en Europa y el primer paciente diagnosticado fuera de China, epicentro de la enfermedad.


Todavía con restricciones de movilidad, Europa empieza a encaminarse a la tan deseada inmunización de rebaño, con la que pretende frenar el COVID 19, por lo menos hasta que los constantes estudios resuelvan cómo controlar del todo esta enfermedad.


Según los expertos, se necesita un 70% de la región inmunizada para empezar a hablar de “nueva normalidad”, pero los problemas con la fabricación y distribución de las vacunas hicieron que los procesos se dilaten, hasta el punto que Bruselas pensó en sancionar a las farmacéuticas por no cumplir con los plazos pactados.


Mientras se espera que a finales de marzo lleguen unas 100 millones de dosis y los flujos de las vacunas tiendan a normalizarse, las restricciones de movimiento por todo el continente se hacen notar. Desde gimnasios, cines y lugares de ocio cerrados en Portugal, pasando por la limitación de aforo dentro de los bares en el Reino Unido, la prohibición de reuniones de no convivientes en algunas provincias españolas y el polémico toque de queda, que prohíbe la movilidad por la noche, los estados europeos decidieron combatir la “tercera ola” con decretos constitucionales sin precedentes que actúan sobre las libertades individuales.


Y es que, hasta el momento no se encontró otra solución. El contacto social se limitó al máximo en una región de sociedades vanguardistas y en donde las relaciones interpersonales se consideran necesarias para la vida en comunidad. Además de los problemas psicológicos por el encierro, la pandemia incidió notoriamente en la natalidad de la región. En 2020 la caída de nacimientos se vio afectada entre un 8% y 20%, los datos más altos se registraron en España y Francia, países en los que se agravaron los problemas por tener poblaciones envejecidas.


También cambió la forma en la que se desarrollaron las actividades laborales. El teletrabajo aumentó un 18% de 2009 a 2019 a un 40% a fines de 2020, acompañado del cierre de las oficinas y los perímetros de las regiones. El desempleo en la Unión Europea se vio afectado en la peor cifra desde 2008, un 7,8% en el que se refleja el impacto negativo de la pandemia en la economía.


Es por eso que algunos países como España, Italia o Francia optaron por mecanismos de flexibilización laboral en los que suspenden los contratos de los trabajadores pero no sus prestaciones, dándole respiro a las empresas y esperando que la actividad económica vuelva relativamente a la normalidad.


Existen proyectos para crear un pasaporte inmunitario para circular por la zona euro y asegurar que el movimiento por la región sea ordenado y sin riesgo de infección, en principio entre los países miembros, dando lugar a imaginar lo que será el turismo en un futuro no muy lejano.


Previendo una vacunación a gran escala para los próximos meses y pensando en nuevos protocolos para salvar el verano que comenzará en junio, se espera que para otoño la mayoría de los europeos estén vacunados, intentando volver al ritmo de vida típico de esta zona.

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