Se realizó una mesa de debate sobre eutanasia y laicidad, convocada por la Red de Laicidad de la Universidad de la República
Por Eliana Vila
Ope Pasquet, diputado del Partido Colorado, inició la mesa de debate refiriéndose al artículo 10 de la Constitución. El mismo especifica que las acciones de las personas que no atacan al orden público ni causan daños a terceros, quedan exentas de la autoridad de los magistrados. Pasquet entiende que según esto, cada persona puede desarrollar su propio proyecto de vida y su autonomía personal. "Esta libertad de cada uno para desarrollar el proyecto de vida ¿llega hasta el momento de la muerte? Yo entiendo que sí, porque la muerte es el momento final de la vida", aseguró.
En su intervención, dijo además que no se puede encarar el tema de la eutanasia remitiéndose al credo de determinada religión o a lo que digan las autoridades de una iglesia determinada, ya que el estado "no sostiene religión alguna".
Aclaró que estos procesos se darían en casos especiales en los que un individuo está en la etapa final de una enfermedad que es incurable e irreversible con un sufrimiento que le resulta insoportable. "Una persona puede expresar que no quiere seguir viviendo, que no va a cambiar su situación y lo que tiene por delante es la muerte. Esas valoraciones forman parte de la autonomía personal que debemos reconocerle a la persona que dispone de su propia vida", dijo Pasquet.
El diputado colorado destacó la importancia de que las personas con enfermedades en etapas terminales, que padezcan sufrimientos insoportables accedan a la ayuda de otros para poner fin a una vida que no desean. "Por razones de humanidad, de solidaridad elemental, tenemos que permitir que puedan recurrir a esa ayuda y puedan recibirla sin que el tercero esté cometiendo un delito", aseguró. Y explicó que esto puede darse a través de la despenalización de las conductas de quienes ayudan a otros a morir, dadas ciertas circunstancias. O en un sentido más global, que se declare el derecho a una muerte digna, y el estado deba garantizar los medios para el ejercicio de ese derecho.
Desde la medicina
El doctor Federico Preve Cocco, profesor adjunto del Instituto de Neurología del Hospital de Clínicas, e integrante del Comité Ejecutivo del Sindicato Médico del Uruguay, participó de esta instancia. Destacó que en Uruguay se han desarrollado mucho los cuidados paliativos y que tenemos uno de los mejores sistemas de cuidados de América. "Dos de los cuatro países que tienen mejores sistemas de cuidados paliativos de Europa, tienen la eutanasia y el suicidio asistido legal. Por lo tanto esto demuestra que en la práctica no son cuestiones contrarias, sino que son extremadamente complementarias", afirmó.
Preve Cocco, indicó que el Sindicato Médico se puso a disposición para realizar encuestas en la población general. Dijo además que hay una amplia aceptación de la población por la muerte digna en todas sus acepciones, pero principalmente por la eutanasia. "Dentro del colectivo médico también hay aceptación de esta práctica. Siempre en un marco de garantías y donde sea la voluntad de la persona que lo solicita quien guíe cada uno y todos los pasos y la certificación de que esa persona en cualquier momento puede revertir su decisión", dijo.
Con respecto al código de ética médica de Uruguay, sostuvo que tiene artículos contradictorios. En un aspecto se afirma que la eutanasia es contraria a la ética médica, pero por otro lado expresa que la ayuda al bien morir, no lo sería. "Si hay un cambio en el marco de la legislación debería haber un cambio en las prácticas, aceptando la objeción de conciencia de los propios profesionales”, aseveró. Agregó además que: “esto es una cuestión de derechos de las personas. De la vida como derecho y no como algo sagrado, y de la calidad de vida en el proceso final como un derecho y no como una obligación. Obviamente que un marco legal para esto tiene que tener extremas garantías".
Para el doctor, hay procesos de complementación en lo que es la muerte digna, "sin dudas hay que potenciar y desarrollar los cuidados paliativos, despenalizar y reglamentar la eutanasia" dijo. Agregó además que "la muerte tiene que vivirse como un derecho y con dignidad. Una cuestión que es de una construcción social, cultural y personal. Y la medicina tiene que estar al servicio de la sociedad en todas sus excepciones", concluyó.
Alejandra Sosa, oncóloga y paliativista, agradeció que se haya dado este debate en Uruguay, aunque expresó su discrepancia con la función de la medicina que planteó Preve Cocco. "Para mí la función de la medicina desde Hipócrates hasta ahora ha sido cuidar a los pacientes y acompañarlos. Cuando no es posible curar, siempre se puede seguir cuidando y acompañando en el proceso de la enfermedad y en el proceso de morir", indicó Sosa.
Para ella, la eutanasia y el suicidio medicamente asistido no son una ampliación de derechos, ya que en Uruguay hay una legislación vigente que garantiza la posibilidad de tener cuidados paliativos. "En los últimos 15 años se ha adelantado mucho en cuidados paliativos. Partimos de una cobertura de cuidados paliativos de un 20% en el 2008 y actualmente tenemos casi 60%", afirmó. Aunque reconoció que es una cobertura desigual ya que está muy concentrada en Montevideo y en las capitales de algunos departamentos, por lo tanto no es accesible a toda la población.
La oncóloga explicó que el desarrollo de la medicina actual permite que en el 95 o 97% de los casos de personas que sienten dolor, haya medicación adecuada y manos expertas para calmarlo. "La medicina actual desde el punto de vista farmacológico puede clamar ese sufrimiento que muchas veces le llaman insoportable. Sin olvidarnos que lo que estamos tratando es una persona, y no solamente un órgano enfermo”, dijo Sosa. Enfatizó en que: “hay que pensar en la persona de forma integral, en todas sus dimensiones como la psicológica, la social, la emocional y la espiritual". Y aseguró que en cuidados paliativos está la herramienta de la sedación paliativa, que consiste en administrar un fármaco para que el paciente no sea consciente de su dolor.
Eutanasia en Colombia
Para esta mesa de debate fue invitado Ricardo Luque Nuñez, doctor en medicina especializado en Bioética y asesor en la Dirección de Promoción y Prevención del Ministerio de Salud y Protección Social de Colombia.
En su intervención, hizo una distinción entre eutanasia y muerte digna. Ya que, a su entender, la muerte anticipada es solo una de las formas de muerte digna. "El enfermo terminal es aquel paciente con una enfermedad médicamente comprobada avanzada, progresiva e incontrolable que se caracteriza por la ausencia de posibilidades razonables de respuesta al tratamiento. Además por la generación de sufrimiento físico o psíquico a pesar de haber recibido el mejor tratamiento disponible y cuyo pronóstico de vida es menor a seis meses", indicó Luque Nuñez.
Para comenzar el proceso de eutanasia, el paciente debe tener intensos sufrimientos, provenientes de lesión corporal o de enfermedad grave o incurable. Sin embargo, se aclara que la definición de sufrimiento es de carácter subjetivo y la define el paciente que lo padece. "No se trata de eliminar a los improductivos, sino de hacer que cese el dolor del que padece sin ninguna esperanza de que termine su sufrimiento", agregó.
Luque Nuñez explicó, que una vez que el paciente exprese su voluntad de morir, esa decisión debe ser reiterada y sostenida. Para ello, el médico debe preguntarle varias veces al paciente, si quiere seguir adelante. Además destacó que se da prioridad a los cuidados paliativos, pero en aquellos casos en donde fallen o el paciente los rechace, existe la opción de la eutanasia.
En un debate más complejo, el doctor colombiano, informó que también se aprobó la eutanasia en menores de edad, con algunas excepciones. Explicó que se hizo una distinción del concepto de la muerte según las edades. En el caso de cero a dos años, la muerte no es un concepto real ni formal; de tres a seis años, aparece la idea de muerte como un fenómeno temporal. No se consolida la idea de la muerte propia. En el período de siete a 11 años, el concepto de muerte puede presentarse pero no ser concreto en sus características de irreversibilidad, morimos para siempre, pero sobre todo de inexorabilidad, es decir que nos va a pasar a todos. Es a partir de los 12 años que el concepto se consolida como irreversible, universal e inexorable, informó Luque Nuñez.
Sin embargo, hay sujetos de exclusión en cuanto a la solicitud de la eutanasia como los recién nacidos y la primera infancia. Tampoco accedería el grupo poblacional que va desde los seis a los 12 años, salvo que cumplan algunas condiciones. Quedarían por fuera también aquellos niños, niñas y adolescentes que presenten estados alterados de consciencia, discapacidades intelectuales o trastornos psiquiátricos que les impidan razonar, comprender y emitir un juicio reflexivo.
Luque Nuñez aseguró que hay retos a futuro, como dar debate en profundidad y de carácter humanista, generar una cultura de voluntades anticipadas y seguir dando prevalencia al cuidado paliativo. "No sería aceptable de ninguna manera que las personas solicitasen eutanasia por no tener el cuidado debido", dijo.
En Colombia no hay eutanasia para enfermedades crónicas y degenerativas que no entren en la categoría de terminalidad y no hay suicidio asistido. "Estas limitaciones evitan que se puedan cometer abusos en los pacientes", expresó Luque. Aseguró además que siempre debe haber limitaciones que buscan la protección de los más vulnerables. "En el contexto de la legislación colombiana no se habla de suicidio asistido. Tampoco debería hablarse de eutanasia en el contexto de pacientes en estados vegetativos, persistentes, enfermedades psiquiátricas, sufrimientos existenciales u otras situaciones por fuera del argumento de la terminalidad", sostuvo.
Tampoco puede aplicarse la eutanasia cuando no se ha consentido o se está en incapacidad de decidir, a menos que exista una voluntad previa. "Se debe buscar el balance propicio para la protección de abusos que podrían darse contra el paciente y tener como pie de la balanza una adecuada ampliación en la oferta de cuidados paliativos de calidad", sentenció.
Desde el 2015, año en que se aprobó la eutanasia en Colombia, a la actualidad se reportaron 107 casos. El proceso de eutanasia fue realizado a 58 hombres y 49 mujeres, y las ciudades que más casos hubo son las más pobladas como Bogotá y Medellín. Además, 96 procesos fueron realizados en personas por causas oncológicas y 11 en causas no oncológicas.
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