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Categoría: Ser inmigrante y latinoamericano

En Europa hay comunidades latinas que militan por su reconocimiento y visibilización

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Samanta Fiorino es una joven argentina que al igual que otros jóvenes latinoamericanos, emigró a Europa. Desde hace siete años vive en Reino Unido, donde forma parte de un colectivo que milita en pos de la visibilización de la comunidad latina en Europa.


Al mudarse al Reino Unido, Samanta descubrió una realidad a la que se enfrentan muchos jóvenes que emigran hacia Europa: “se me abrieron dos mundos: el de ser inmigrante y ser latinomericano. El expresidente argentino (Mauricio Macri) ha dicho que ‘somos europeos’, en referencia a que la gran mayoría de la población argentina tiene descendencia de allí y creo que hay mucha gente que inconscientemente se siente un par al lado de alguien de España o Italia, con nuestros pasaportes heredados de abuelas y abuelos que huyeron de guerras”, cuenta.


Sin embargo, como inmigrante y parte de esta comunidad, afirma haberse sentido discriminada. En su llegada a Londres, comenzó a trabajar en un complejo cultural que incluye un auditorio para 2.300 personas de música clásica, con cuatro orquestas residentes, lo cual atraía a un público principalmente mayor de 60 años, “blanco, y cuando digo blanco, me refiero a blanco europeo, no es lo mismo que blanco latino. Trabajando ahí me encontré con gente curiosa por mi acento o mi apariencia, pero también con gente que ha sido irrespetuosa, o muy condescendiente, siempre con respecto a mi nacionalidad”, recuerda.


Cuando ingresó al posgrado de Producción Creativa en la Universidad Royal Central School of Speech and Drama, Samanta entendió lo que significaba ser parte de la industria para una persona proveniente de Latinoamérica: “la problemática abarca desde obras comerciales, con temáticas latinas sin un solo actor latino involucrado, y los departamentos de casting diciendo ‘no sabemos dónde encontrar actores latinos’, hasta un montón de fondos y oportunidades para minorías étnicas donde los latinoamericanos no eran considerados ni una minoría, ni nada”, comenta. El hecho de no estar reconocido como minoría implica que no hay visibilización del trabajo de esta comunidad, qué hacen, dónde estudian, cuáles son sus necesidades y aportes, cuántos latinos se benefician de subvenciones.


Sostiene que en el Reino Unido hay una comunidad muy grande de latinoamericanos que aún no está oficialmente reconocida como tal, sino que es muy “nueva”. Actualmente no existen datos oficiales sobre la cantidad de latinoamericanos que residen en ese país dado que en el último censo hecho este año, no había ninguna categoría para latinos. Al completar el censo, había que ”marcar la opción ‘otro’ y ahí uno tenía que detallar. El tema es que al sistema no le importaba lo que uno escribía, simplemente caíamos bajo la categoría invisible de ‘otro’'', cuenta.

Samanta forma parte de un colectivo llamado LAIPA (Latin American in Performing Arts), que trabaja en conjunto con CLAUK (Coalition of Latin Americans in the UK), LAWRS (Latin American Womens Rights Service) y Latin Elephant, “una asociación sin fines de lucro muy importante para la comunidad”, explica.


Juntos militaron por la inclusión de la categoría ‘Latin American’ en todos los reportes del Arts Council England (un ente gubernamental encargado de subsidiar a las artes escénicas, museos y bibliotecas) en Inglaterra.


En junio del año 2020, en el marco de unas reuniones virtuales organizadas por What Next?, distintos artistas y representantes de organizaciones de la cultura y el arte debatieron sobre el presente y futuro de las artes. Elizabeth Alvarado, una colombiana criada en el Reino Unido, “literalmente arrinconó al Director (de Arts Council England) para que se comprometa a agregar la categoría de latinoamericano como minoría”, cuenta. Así fue que este ente reconoció la inclusión de la nueva categoría en los formularios de diversidad de la Oficina de Estadísticas Nacionales.


Samanta reconoce que este logro “es una fiesta que aún no podemos celebrar en persona” dice en alusión al confinamiento. Reconoce que es un logro a largo plazo y es un paso muy importante para la comunidad. Como próximo paso se plantean militar para que Gales, Escocia e Irlanda del Norte adopten la misma medida y se consiga la visibilidad a nivel nacional, por ahora reconocen el importante trabajo que ha hecho la comunidad y continuarán actuando en esa línea.


Sobrevivir a Londres

Actualmente, Samanta trabaja para una productora de teatro independiente llamada China Plate. Ingresó allí en el 2019 a través de un llamado para asistente de producción. “Me postulé y entré por entrevista. Increíble pero real”. Hace un mes que la ascendieron al puesto de productora donde se encuentra trabajando en diferentes proyectos, entre ellos, uno de política antirracista “que va a dictar una nueva forma de trabajar y conectar con profesionales y audiencias”, tal como dice Samanta en su perfil dentro de la página web de la productora.


Hasta antes de la pandemia, la relación con la ciudad era de un constante amor – odio “donde siempre ganaba el amor”, explica. La vertiginosidad de la ciudad es lo que más le impactó: “es una ciudad que no para un segundo, todo sucede a la vez. A veces se volvía muy difícil seguir ese ritmo” por la cantidad de propuestas y actividades que se sucedían en un Londres que aún no conocía el confinamiento.


La industria del entretenimiento y espectáculos fue una de las tantas que debió paralizar en su totalidad la actividad e incluso aún hoy en varios países sigue sin activarse. Para Samanta y la productora fue un shock total, debieron cancelar giras, show, ensayos y todo tipo de actividad que implicara a personas en un espacio cerrado. “Lo principal fue aplicar a cuanto fondo de emergencia el gobierno ofreció, mover charlas y trainings que teníamos programados, online. Y, de a poco, empezar a evaluar qué posibilidades creativas teníamos con respecto a los shows”. Para ese entonces, la productora contaba con ocho shows en diferentes etapas de desarrollo, dos de los cuales fueron desarrollados en una versión digital y uno se convirtió en un cortometraje que formó parte de “Culture in Quarantine” (Cultura en cuarentena), que implicó una serie de cortos de la BBC.

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